Champions League 2018. Fase de grupos. Barça golea. El Mónaco de Falçao pierde en casa. Liverpool 3-2 PSG

Messi, un tipo de palabraMessi es un tipo de palabra. Dijo que quería esta Champions y predicó con el ejemplo en el estreno del Barça en la competición en el que derrotó por 4-0 a un PSV que quizás se llevó demasiado castigo, pero es el riesgo de jugar ante el mejor. A la exhibición del argentino, que debutó con un hat-trick, se sumó un Demebélé tan imprevisible como genial.

Sin sorpresas planteó el partido Valverde, que alineó al once de gala sin dar margen a rotación más que el debut de Coutinho, que desde el inicio se destacó como el gran dinamizador del juego barcelonista. El brasileño aceleraba el balón desde su posición de volante siendo el más clarividente de un Barcelona que obligaba al PSV a hacer lo que no le gusta ni está acostumbrado: correr detrás del balón.

Leo tiene palabra. Quiere esta Champions. Inició la lucha con un hat-trick

Barcelona - PSV en directo: Champions League en vivo

El equipo de Simeone cumplió en Champions con una remontada de mérito ante el Mónaco. Diego Costa y Giménez voltearon el gol de Grandsir.

Jose María Giménez de Vargas de Atlético Madrid celebra un gol hoy, martes 18 de septiembre de 2018, durante un partido del Grupo A de la Liga de Campeones entre AS Mónaco y Atlético Madrid, en el estadio Louis II, en Mónaco (Mónaco).

La mesa estaba dispuesta en el Louis II. A las 21:00 en punto se servía la cena. Y el Atleti salió a comérsela de un bocado, Griezmann el primero. Se apagó la música, the Champioooons, y apareció el anfitrión, Mónaco, rascando. Se presentaría el Atleti con gol, segundo 30, pero lo anuló el árbitro por una falta que sólo él vería. Tardaría el Atleti en poner su vajilla buena en la mesa.

Simeone, en su último partido de castigo, oteaba desde un baloncito-set-de-tele: su hombre del principio fue GriziSiete minutos bastaron para demostrar que se le fue el verano, que pasó, que está ya listo: sacó el foco entre líneas y a jugar. Dos veces intentó, en ese inicio, que el balón llegase a Costa, ya enviándoselo directo, ya pasándolo por Lucas, pero uno el de Lagarto lo cruzó demasiado al final y otro lo repelió un rival; ciego seguía si miraba a portería. El peligro del Mónaco, salvo un tiro lejano de Tielemans, era el de un lindo gatito. Pero asomó el Tigre y al Atleti, en una jugada, se le llenó el cielo del Louis II de las nubes de LaLiga. Falcao pedía su sitio a la mesa.

La jugada fue de instinto, propia de un depredador. Intuyó adónde iría Saúl, que buscaba controlar con el pecho y sin sentir su aliento detrás: le robó el balón, lo envió al área. Tras varios rebotes y un barullo, la pelota terminó en Grandsir, que hizo el gol. Y aparecieron las nubes. Durante diez minutos, el Mónaco pareció cortar con tijera el centro del campo del Atleti y su defensa, perdidos los rojiblancos, sobrepasados, desconectados. Pero antes de que Griezmann volviera a acodarse en el sitio que Falcao le había quitado, haría Oblak su parada imposible de cada partido, ésta ante Aholou. Ya podía aparecer Griezmann. Sería siete minutos más tarde.

Le bastó un toque delicioso de ese pincel que tiene en la bota para dejar solo a Costa ante Benaglio. Despertó la Bestia, adiós ceguera, gol. El Atleti orilló en la mesa a un Mónaco todo espacios frente a un triángulo. Rodrigo, Koke y Saúl. Intercambiaron los últimos sus puestos para que Koke en el centro encontrara el reloj. Y también el guante que tiene por pie. Fue de un córner, tras una carrera tuya y mía, Grizi-Correa, que casi acaba en gol. Y lo fue, sólo que un minuto más tarde del despeje de Benaglio: lo que tardó Koke en enviar ese balón al corazón del área para que volara el corpachón de Giménez sobre todos los demás y enviara el balón a la red de un cabezazo.

En un Louis II desangelado, una parte de la grada cubierta de lona, otra vacía, sólo se oyó un rugido: el de los 70 rojiblancos en Mónaco, viendo el partido, que se golpeaban en el pecho el escudo sobre el corazón. Ahí está Giménez, ahí se siente, representa. Había pasado diez minutos malos pero el Atleti ya elegía solo menú. Lo único seguro eran las patatas, otra cosa difícil de germinar sobre esa hierba.

La segunda parte se haría bola. Al juego, lejos de las áreas y pesado, le faltaba sustancia, como si estuvieran los equipos instalados en una conversación de ascensor. El Atleti regresó lento, el 1-2 ya llenaba el estómago, y el Mónaco era equipo sin sal. Falcao intentó agitarlo, tratando de convertir los besos y abrazos del túnel con Godín y Juanfran en zarpazos, pero su equipo es más individualidades que juego colectivo; ni cosquillas hizo, mucho menos arañazos o sangre.

La voz de Simeone sobrevolaba ese Louis II desangelado como el sonido de una grulla, “Lucaaaaas”, “Koooke”, mientras su equipo daba pasos atrás para acelerar el tiempo y que acabara ya este encuentro. Apretaría el Mónaco con un arreón final que resistió el Atleti sostenido en una cabeza, la de antes, la de Giménez, de acero inoxidable es. Cuando el árbitro pitó el final no había nubes sobre esa mesa en Mónaco que es sólo aperitivo del plato final. Ese del 1 de junio, el Atleti pone la casa. Está aún lejos, pero este equipo, y Griezmann, están ya en camino.

GANÓ EL LIVERPOOL, ante un Neymar desaparecido

Firmino llegó al rescate en el 93\'

Firmino llegó al rescate en el 93′

Mbappé firmó el 2-2 en el 83′. Mal partido de los parisinos, peor de Neymar, y en los ingleses Salah sigue sin ser el jugador de la temporada anterior.

Si hay una mala manía que tiene el Liverpool de Jürgen Klopp es la de regalar finales de partido de infarto en los que ponen en riesgo lo conseguido durante los 90 minutos. Esta vez estuvo a punto de perder unos tres merecidos puntos ante el PSG por culpa del empate de Mbappé en el 83, pero apareció por allí Firmino en el 93 para devolver la calma a los aficionados reds. Mal partido de los parisinos, peor de Neymar, y en los ingleses Salah sigue sin ser el jugador de la temporada anterior.

El Liverpool comenzó arrollando, aprovechando el factor Anfield y obligando a Areola a demostrar por qué Tuchel ha acertado eligiéndole a él como su portero titular en vez de a Buffon, sancionado para el partido de hoy. El asedio continuó sin que Neymar, Cavani o Mbappé apareciesen prácticamente por el partido, hasta que un centro de Robertson a la media hora de juego culminó con el cabezazo de Sturridge para el primer y merecido gol del Liverpool.

Cuando parecía que el PSG no tenía ni tiempo ni capacidad para empatar el partido, porque apenas había inquietado a Alisson durante todo el partido, un intento de internada de Neymar, de los pocos que se vieron durante el partido, terminó con un rebote que aprovechó Mbappé para poner el 2-2 en el marcador y congelar Anfield. No se lo creían los franceses, tampoco los reds, y entre tanto nerviosismo apareció por allí en el descuento la figura de Firmino, que había salido en el minuto 72, para cocinarse un gol que devolvió el aliento a los ingleses.

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