CHAMPIONS LEAGUE. Clasificó el Barça a 8os. Napoli con Ospina empató al campeón francés PSG. Simenoe le ganó al BD

El Barcelona estará en los octavos de final de la Champions. Falta saber si como primero o como segundo de grupo tras empatar un partido que mereció ganar por juego, pero que acabó empatando por falta de remate (1-1) después de que Icardi rescatara al Inter tras el gol de Malcom, que por un momento se convirtió en un héroe inesperado del barcelonismo con su gol en el minuto 83.

La incógnita previa del duelo se despejó una hora antes del partido cuando se supo que Messi no estaría ni en el banquillo. Eso limitó la capacidad de remate de los barcelonistas, cosa que se notó a lo largo del partido, pero volvió a poner a prueba la capacidad colectiva de los blaugrana en grandes escenarios. La duda estaba en que en vez del solidario Rafinha ingresaba en el campo Dembélé, que es como lagartijas, más susto que jugador.

Con esas cartas, la interpretación del Barcelona en la primera parte fue casi perfecta pero sin colmillo. La puesta en escena del equipo blaugrana en el Giuseppe Meazza nada tuvo que ver con el pastiche de Vallecas. Les dio un ataque de esa diva que sólo canta en grandes teatros. Que a estos jugadores la competición doméstica les da pereza, se pudo comprobar sólo viendo el rendimiento defensivo del equipo en Milán.

Los de Valverde anularon al Inter desde su área hasta la de Ter Stegen. Sólo les faltó la puntería, pues en la primera parte dispararon hasta diez veces contra la portería de Handanovic, con un Suárez que iba a por todas y un Dembélé imprevisible, que hace 20 minutos loables y cuando vuelves a buscarle tiene la misma influencia que si estuviera en el bar de delante tomándose un café.

El ejercicio de superioridad del Barça en la primera parte no se vio reflejado en el marcador. De cara a la segunda parte se abría la hora de los técnicos.

Y Valverde dio entrada a Malcom por Dembélé en un ejercicio que le salió redondo, pues nada más salir, el brasileño marcó su primer gol. Un tanto que en ese momento daba el pase al Barça a los octavos como primero de grupo, condición que Icardi puso en entredicho con la primera pelota que cazó en el área.

Un empate que no hace justicia al juego, donde el Barça fue mejor, pero que cualquier culé firmaría. Están ya en octavos a falta de dos jornadas. Y con Malcom recuperado para la causa.

David Ospina ante PSG

Napoli y PSG jugaron un buen partido en el estadio San Paolo por la cuarta jornada del grupo C de la UEFA Champions League. El equipo visitante fue superior en el primer tiempo y se pudo ir adelante por más de un gol, pero David Ospina evitó que la ventaja fuera superior. El colombiano atajó dos remates en la primera media hora.

El 1-0 para el PSG llegó a los 45+1′ tras una buena jugada de Kylian Mbappé por el sector izquierdo. El delantero desequilibró en un mano a mano ante Maksimovic y habilitó al español Juan Bernat, quien entraba por el centro para definir con pierna derecha. Nada que hacer para Ospina.

El segundo tiempo fue todo del Napoli. Quizás lo único que generó el PSG fue una llegada de Neymar por izquierda que controló si problemas la defensa local. En esta etapa, Buffon se convirtió en figura, le sacó claras opciones de gol a Insigne, Mertens y Callejón.

El 1-1 definitivo llegó desde el punto penal a los 61 minutos. Falta de Gigi Buffon y Lorenzo Insigne se encargó de anotar el empate. Con esta igualdad, Napoli es segundo del grupo con 6 puntos, los mismos del líder Liverpool pero con una anotación menos en la diferencia de gol. PSG es tercero con 5 unidades y Estrella Roja último con 4.

David Ospina completó su décimo partido en la temporada con Napoli, 4 por Champions League. El fin de semana los napolitanos visitarán al Genoa por la Serie A.

 

ATLÉTICO 2 – DORTMUND 0

El Atleti y una noche de esas para la historia en el Metropolitano

Partidazo de los rojiblancos que vengaron el 4-0 ante el Dortmund en Alemania. Goles de Saúl y de Griezmann, decenas de ocasiones. Sólo un lunar: lesión de Giménez.

Cuando el Atlético saltó al partido, el estadio ya estaba en pie, sin garganta desde el minuto unoAtleeeeti. En el ambiente de una de esas noches, las del “a morir los míos mueren”. Y los suyos salían con Kalinic, presión altísima e intensidad cholista. El Dortmund no tenía prisa, cómodo en la transición, corría sin sudar. El Atlético empujaba, apretaba, pero una vez Griezmann llegaba en fuera de juego y otras tres Correa, que ya era alboroto, no tenía puntería. El Dortmund pensaba en Alemania, creía que podría esperar.

Poco era por el área de Oblak. Alguna vez por allí asomaba Sancho, una bala, siempre por el mismo pasillo, la banda de Juanfran, y sobrevolaba el peligro en el Metropolitano, el recuerdo del 4-0. Pero entonces apareció ese pie, el de Saúlun matagigantes alemanes. Fue una jugada colectiva, en cinco toques, el balón lo llevó al área el propio Saúl. Filipe levantó la cabeza, en vez de rematar, y devolvió atrás. Correa que hace de pantalla y deja pasar, Kalinic que entretiene y Saúl que se vuelve a colar. Los focos a él, a él y a su pie izquierdo. Su disparo lo rozó Akanji, en el camino a la red. En ese momento Saúl ya corría. Su mano al viento, el beso en su tatuaje. “La fuerza no proviene de la capacidad corporal sino de la voluntad del alma”. Era un grito. El de todo un estadio a la vez. 61.023 personas.

El Atleti se desató, se lanzó a dar golpes sobre la portería de Burki como si cada uno de ellos fuera un demonio, para vengar, eléctrico y a la contra, la derrota en Alemania. Por las sombras en el juego, por las bajas, todas las dudas y los pasos atrás. Chut seco de Giménez, zapatazo de Thomas, ocasión de Filipe, disparo a bocajarro de Correa… Una avalancha sobre Burki. Que tapaba aquí, que sacaba allá, con el cuerpo, a córner, en un baño sin jabón. Fueron los mejores minutos del Atlético en esta Champions, en esta temporada, en meses, y sólo el portero evitó que el Dortmund al descanso se fuera con más heridas. El Atleti, crecido, inmenso, era una máquina perfecta de hacer fútbol.

Correa era el peligro, Giménez-Lucas el seguro atrás, al centro estaba Rodrigo, ensanchando su número a la espalda, ese 14. Impecable, perfecto en la cobertura, plantado ante Reus para convertirlo en un jugador sin más, invisible. Era el final de la primera parte cuando llegaba el primer disparo a puerta del Dortmund. Achraf, a córner. El balón golpeó en Giménez, lo dejó tendido. A la caseta se fue el Atleti sin más goles de manera inexplicable y el corazón percutiéndole feroz en el pecho. El uruguayo no volvió tras el descanso.

No había sido el balonazo, había vuelto a ser la pierna. Otro mordisco, otra lesión muscular, comienza a ser preocupante. Las suyas y las de los demás. Seis en apenas una semana son demasiadas. Al canterano Montero, que debutaba hace una semana en la Copa ante un Tercera, ahora le tocaba jugar en la Champions. Y Alcácer comenzaría a buscarle costuras mientras el Atleti seguía a lo suyo. “A morir los míos mueren”. Saúl al remate de un córner, Rodrigo con otro zapatazo desde la frontal, Correa, tras recuperación y pase de Juanfran, Griezmann en cada jugada de ataque…

El Dortmund sólo llevó peligro en un resbalón de Montero, que trató de aprovechar Alcácer pero erró. El Atleti quería más. Que el marcador hiciera justicia con la noche, que el 1-0 ayer no era victoria. Y llegó. Fue una contra rapidísima, otra. Robó Saúl, cómo no, balón a Gelson, que corre la banda, busca a Thomas que, genial, asiste a Grizi para el gol. El francés corrió hacia la afición. Se detuvo ante ella: “V-a-m-o-s”, pudo leerse en sus labios después de besarse el escudo. Final perfecto para una de esas noches que se recuerdan siempre, que se quedan en la piel. El Atlético, maneras de vivir. Podrá haber otras. Pero nunca serán tan maravillosas. Los rojiblancos casi abrazan los octavos.

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