COPA DEL REY. Luis Suárez abre la muralla y acerca al Barça a la final

Luis Suárez despojó al Barça del disfraz con el sable del coronel y se vistió con una rosa y un clavel para abrir la muralla con la que el Valenciacompareció en el Camp Nou. Un solitario tanto, el del uruguayo, que permite a los azulgranas coger una ligera ventaja en las semifinales de la Copa del Rey. La final pasa por Mestalla, donde Marcelino tendrá que enseñar alguna carta más.

En el ordenador del técnico valencianista hay un archivo titulado “7-0”. Bien estudiado tenía el técnico del Valencia el desastre ocurrido hace dos años, en la última visita copera de los suyos al Camp Nou. El asturiano tenía muy claro que no quería que algo similar ocurriera esta vez y dispuso a los suyos a la batalla con las ideas muy claras.

Los de Marcelino salieron descaradamente a defender

Salió el Valencia a defender ante el Barça de manera descarada, planteando un escenario más propio de evitar una remontada que el de un partido normal, si así se puede calificar a la ida de unas semifinales de la Copa del Rey. Dos líneas de cuatro hombres muy juntas, con Vietto y Rodrigohaciendo un trabajo impagable tanto en la presión como en el desmarque en las contadas ocasiones que su equipo pudo atravesar la línea de medios con el balón controlado.

Como si fuera el partido del patio en un colegio, el Barça parecía jugar al ‘ataque y gol’. Era incapaz el Valencia de salir de su área, inmaculados los azulgranas en la presión tras pérdida. Pero al llegar al área, chocaban contra una pared una y otra vez. La noche requería mucha paciencia. En el primer córner, once valencianistas se agolparon en su área. Toda una declaración de intenciones.

Sorprendió Valverde con la inclusión de Aleix Vidal de inicio y la suplencia de Coutinho, aunque el de Valls hizo buena labor ensanchando el campo y combinó bien con los suyos. Con confianza, todo es distinto. Suárezbatallaba con Paulista, consciente de que le van a perseguir las cámaras hasta final de temporada, por obra y gracia de los de siempre. Y Messi no paraba de regatear rivales, pero nunca encontraba el último para encarar a Jaume.

Un laberinto sin fin el que planteó Marcelino, que el Minotauro argentino no lograba descifrar para tranquilidad de su rival. Apenas un par de disparos lejanos sin peligro fueron el balance azulgrana hasta el descanso, más allá de un centro chut de Iniesta que Suárez no alcanzó a rematar.