De los “Panamá Papers” al “juega vivo”: la molestia de los votantes en el llamado “Singapur latinoamericano”
Panamá acudió a las urnas este domingo para elegir un nuevo presidente en medio de un creciente rechazo a lo que perciben como la crisis de corrupción en que ha caído su país.
Paradójicamente, a un extranjero podría no parecerle a primera vista que esta nación esté sumida en una crisis particularmente profunda.
El país se ha convertido en el Singapur de América Latina.
Tiene para mostrar una economía globalizada, que en la capital se revela en un panorama deslumbrante de torres de edificios que recuerdan más a Dubái que a la imagen tradicional de una ciudad centroamericana.
Panamá presume de tener, según el anuario estadístico que publica todos los años la CIA estadounidense, el PIB per cápita más alto de cualquier nación latinoamericana. Con US$25.400, su nivel de riqueza per cápita supera al de algunas naciones europeas como Rumania y Croacia.
En el 2018 transitaron 12.199 buques por su emblemático canal, llevando 255 millones de toneladas de carga y pagando US$2.482 millones en peaje, todas cifras récord, que alimentan una economía diversificada basada en los servicios al comercio internacional.
Es también una nación cosmopolita, que en pocos años ha dado albergue a decenas de miles de venezolanos, colombianos y de muchas otras naciones que llegan en busca de su tranquilidad y seguridad. En épocas recientes se ha convertido en una meca para jubilados estadounidenses y canadienses.
Muchos lo ven como un paraíso.
Y sin embargo, el pueblo panameño está bravo.
Contra el “juega vivo”
“En Panamá hay un dicho que se llama ´juega vivo”, le dice a BBC Mundo Orlando Pérez, un académico panameño que hoy ejerce como decano de la universidad estadounidense de Millersville en Pensilvania.
“Es la habilidad de alguien para jugar dentro del entorno institucional y económico para sacarle provecho,” explica Pérez acerca del fenómeno contra el que Panamá se está rebelando.
La tendencia no es del todo nueva.
“Las generaciones más viejas recuerdan los años plagados de corrupción durante el gobierno del hombre fuerte Manuel Noriega (1983-1989), pero la escala y extensión de estas prácticas han llegado a niveles aparentemente sin precedentes en la joven democracia de este país,” le dice a BBC Mundo Lucas Perriello, politólogo e investigador de la universidad New School for Social Research en Nueva York.
El tema del momento
La corrupción es el tema central en las elecciones del domingo
Lo dicen las encuestas. Y lo constató BBC Mundo cuando el pasado 4 de abril lanzó una convocatoria preguntándole a la audiencia sobre sus preocupaciones principales de frente a los comicios.
“No a la Reelección de los corruptos, muchos candidatos que han estado involucrados en actos de corrupción quieren descaradamente reelegirse”, escribía Eliecer Alberto Gonzalez.
“Corrupción, narcopolítica y el auge que han tomado las candidaturas independientes por falta de confianza en los partidos tradicionales,” añadía Abdiel.
“Corrupción, luego del escándalo de Odebrecht y otros no menos importante como Panamá Papers, aquí parece que no ocurre nada,” señalaba por su parte Alexander Rodríguez Chang
“No lo llamen así”
Los panameños no quieren que su país sea visto como sinónimo de corrupción.
Este periodista estuvo en Panamá cuando estalló en 2016 el escándalo de los papeles de la firma de abogados Mossack-Fonseca, acusada de ayudar a implementar maniobras de evasión y elusión fiscal para ricos en todo el mundo.
En ese entonces me llamó la atención lo que pedían insistentemente los medios panameños a sus colegas internacionales en ese momento: “Por favor no le pongan el nombre de ´Panama Papers´ a este escándalo. No queremos que el nombre del país quede manchado,” rogaban insistentemente, y al final, en vano.
Desde entonces han aparecido muchos escándalos más. El de Odebrecht, que aquí también se manifestó en sobrecostos y sobornos multimillonarios.
Los escándalos que enredaron al ex presidente Ricardo Martinelli, hoy privado de su libertad y acusado de irregularidades.
Y el llamado escándalo de Blue Apple, nuevamente de sobrecostos en obras públicas. Y la lista sigue.
Desde entonces, también se ha buscado combatir la corrupción, y en especial su entrada en la política, con medidas como la de limitar la duración de las campañas electorales, establecer topes a los montos de financiación de campañas y ordenar medidas de transparencia para identificar a los donantes a las mismas.
Pero la percepción sigue siendo negativa.
Voto independiente
“El domingo, los votantes castigarán a candidatos que se percibe tienen vínculos más cercanos a los partidos manchados por la corrupción,” dice Lucas Perriello.
El académico argumenta que esto puede afectar a candidatos como José Blandón, del gobernante Partido Panameñista o Rómulo Roux, del Cambio Democratico (CD),
“Eso también ayuda a explicar porque Laurentino Cortizo, del Partido Revolucionario Democratico (PRD), está encabezando las preferencias de los votantes en las encuestas. Nito, como se le conoce, es un político experimentado que ha tenido un papel secundario en la política de su país, lo que a su vez le ha permitido distanciarse de un establecimiento político muy cuestionado”, añade Perriello.
Panamá tiene indicadores económicos que otras naciones latinoamericanas envidiarían. Por qué, a pesar de esto, hay tanto descontento con sus líderes?
Orlando Pérez le dice a BBC Mundo que parte de la explicación está en el crecimiento económico desigual. Los rascacielos de Ciudad de Panamá son un mundo aparte frente a zonas rurales del país sumidas en la pobreza.
“Seguimos siendo una de las sociedades más desiguales del mundo,”apunta.
Con el agravante de que la riqueza evidente del país ha aumentado las expectativas que tienen los ciudadanos frente a sus gobernantes, expectativas que en muchas ocasiones han sido frustradas.
¿A quién le sirve la furia del electorado?
Le recuerdo a Pérez que en otros países, la desesperación con la corrupción ayudó a instalar en el poder a fenómenos tan distintos como la izquierda radical de Hugo Chávez en Venezuela, y la ultraderecha de Jair Bolsonaro en Brasil. ¿Quién se beneficiará en últimas con esta furia contra la corrupción en Panamá?
“En nuestro país, en este momento, la oferta de candidatos no presenta opciones radicales, ni de extrema izquierda ni de extrema derecha”, asegura el profesor Pérez.
Sin embargo anota que han venido tomando fuerza candidaturas independientes que hoy, a diferencia de otras épocas, son “creíbles”, como la del abogado Ricardo Lombana.
“Por el momento, quizás podrían llegar a ocupar un segundo lugar”, aclara, diciendo que duda que puedan competir contra las maquinarias electorales de los partidos tradicionales.
“No se vislumbra una victoria de los independientes”, concluye, pero después se apresura a añadir: “Por lo menos todavía”.