Paramilitares con quien es ahora el Alcalde de Barrancabermeja, detenido por concierto para delinquir

El diario colombiano E, Espectador revela las dos fotografías que se tomaron en 2001, Carlos Castaño y Dario echeverri, en una finca en Puerto Berrío (Antioquia) de otro jefe paramilitar, Julián Bolívar, alias de Rodrigo Pérez Alzate

José Emeterio Rivas, Carlos Castaño y el detenido alcalde Darío Echeverri. 

El hombre más temido de las autodefensas de Colombia y un alcalde hoy acusado de sabotear elecciones y de falsificar documentos se reunieron en una ocasión. Existen las fotografías. Se trata del alcalde de Barrancabermeja, Darío Echeverri Serrano, capturado el martes pasado y sindicado de delitos electorales, quien se reunió hace más de 15 años con Carlos Castaño Gil, líder máximo de las autodefensas, responsable de múltiples masacres desde finales de los años 80.

En una de las fotografías del encuentro, Carlos Castaño aparece en el centro de tres personas. A su izquierda está Darío Echeverry, elegido alcalde de Barrancabermeja en 2015 y hoy detenido por la Fiscalía. A la derecha, José Emeterio Rivas, un periodista de Barrancabermeja que fue dueño de la emisora Calor Estéreo y que fue asesinado en 2003. Por ese crimen fue condenado, entre otros, el exalcalde de la ciudad, Julio César Ardila. Un año después, el propio Castaño Gil también fue asesinado.

Las fotografías se tomaron en 2001, en una finca en Puerto Berrío (Antioquia) de otro jefe paramilitar, Julián Bolívar, alias de Rodrigo Pérez Alzate. Bolívar fue jefe del bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). Tras cumplir su condena en Justicia y Paz se reunió con víctimas para pedirles perdón. Pero lo persigue el fantasma que lo relaciona con los 12 Apóstoles y sus crímenes en Yarumal, por el que hoy es procesado Santiago Uribe Vélez.

La persona que reveló el rollo manifestó a El Espectador que las fotografías son auténticas. No fueron tomadas con cámara digital. El alcalde Darío Echeverri dijo que esas fotos eran un montaje cuando circularon en redes sociales, días antes del 2 de julio de 2017, cuando se realizaron las elecciones en Barrancabermeja para revocar su mandato. Sin embargo, corresponden a un momento en el que muchos líderes del puerto escuchaban y acataban a Carlos Castaño.

En la fecha en que se tomaron las fotografías, en el año 2001, Darío Echeverry oficiaba como director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Barrancabermeja.

En la segunda fotografía, Castaño aparece dándole la mano al periodista José Emeterio Rivas, mientras Darío Echeverri sonríe. Hoy esas imágenes cobran especial relevancia para las autoridades que vienen escarbando en el pasado del detenido funcionario y sus conexiones con el poder para en Santander.

Por realizar maniobras ilícitas para torpedear, en julio pasado, la revocatoria en su contra, Darío Echeverry fue detenido el pasado 6 de febrero. La Fiscalía lo señala de perturbación al certamen democrático, constreñimiento al sufragante, corrupción al sufragante y concierto para delinquir. El intento de revocatoria no llegó al umbral mínimo y Darío Echeverry siguió en el cargo. Hubo 17.000 votantes y se requerían 44.000. La Fiscalía cree que fue por una estrategia de Echeverry para impedir que los votantes lo castigaran en las urnas.

El senador liberal Horacio Serpa Uribe es el jefe político, aliado y amigo de Echeverri. Cuando se conocieron los audios de interceptaciones telefónicas que comprometían al alcalde utilizando fórmulas de intimidación a los votantes, el curtido congresista respaldó a su amigo y declaró que era una “persona honorable”. Tras la captura de Echeverri esta semana, Serpa señaló: “Tengo una buena opinión sobre el alcalde, lo conozco hace 30 años y no puedo cambiar de opinión”.

Horacio Serpa y Darío Echeverri, elegido alcalde por el Partido Liberal, mantienen estrechos lazos políticos y personales. Cuando Horacio Serpa fue gobernador de Santander, entre los años 2008 y 2012, Darío Echeverry fue su secretario de Agricultura y además gobernador encargado en 18 ocasiones. También, un hijo de Darío Echeverri, Andrés Darío Echeverri, conocido como Pimpín, fue escolta de la Gobernación de Santander en la misma época en la que mandaba Horacio Serpa.

El procurador Fernando Carrillo abrió en enero investigación contra Echeverri por el escándalo de los niños fantasmas de Barrancabermeja, revelado en diciembre de 2017 por El Espectador. La Alcaldía falsificó centenares de documentos para hacer creer que se realizaron unos talleres. No se hicieron, los niños no existen, los teléfonos de sus residencias no están instalados ni los conocen. La fundación Fundesocol recibió $1.100 millones pagados por el alcalde Echeverri.

Todo parece indicar que el alcalde sabía que iba a ser capturado. El lunes envió un trino indicando que se encontraba en comisión de servicios y que lo reemplazaría la secretaria de Gobierno, Francy Helena Álvarez Ospino. Al día siguiente la Fiscalía lo detuvo en el hotel Marriott de Bogotá. Ahora se sabrá si, además de la coyuntura judicial por presuntos delitos electorales, la justicia quiere saber del pasado del procesado, incluyendo las polémicas fotografías.

El poder de los paras en Barrancabermeja

A este municipio lo marcó la masacre de mayo de 1998, cuando los paramilitares mataron a siete personas y desaparecieron a 25, a las que señalaron de colaborar con la guerrilla del Eln.

Según los testimonios y las pruebas recaudados en el expediente, los agresores portando fusiles Galil y subametralladoras inicialmente asesinaron a varias personas a quienes atribuyeron cercanía con los grupos guerrilleros. Posteriormente se llevaron consigo a 25 personas que, tiempo después, los mismos asesinos reconocieron que les causaron la muerte de manera violenta.

Este acontecimiento provocó en su momento una crisis en el puerto petrolero y, con el correr de los años, el hecho se convirtió en una de las secuencias de violación de los derechos humanos de mayor impacto y gravedad. Los sentenciados, sin embargo, son apenas los autores materiales de la masacre y las desapariciones. Los autores intelectuales, la cúpula del paramilitarismo, aún salda sus cuentas en Justicia y Paz.

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