El amor llevó al delantero de Uruguay Luis Suárez a la cima del fútbol
“La historia de amor era un objetivo en sí mismo. Probablemente, más importante que tener éxito en el fútbol porque era muy intensa”.
Quien habla es Martín Lasarte, exfutbolista y entrenador, y de quien habla es Luis Suárez, delantero de la selección uruguaya.
El técnico fue el que hizo debutar en el Nacional al ahora jugador del Barcelona cuando este tenía 18 años y, entre entrenamientos y partidos, Suárez le confiaba sus pesares.
“Me empezó a contar sobre su novia y la distancia, que era lo único que les separaba porque estaban realmente muy enamorados”, dijo
“Siempre mencionaba lo lejos que ella estaba y cómo la extrañaba o cómo se echaban de menos el uno al otro. Si surgía alguna oportunidad de verse, la aprovechaban”.
Suárez aún era adolescente cuando conoció en Montevideo a la mujer que cambiaría su vida: Sofía Balbi. El encuentro se dio en un momento clave porque había mucho en juego.
Los inicios
Nacido en la ciudad de Salto en 1987, Suárez se estrenó en el fútbol a los 7 años en el equipo infantil del Urreta FC, para lo cual toda su familia se tuvo que mudar a la capital uruguaya.
Los padres de Suárez no contaban con muchos recursos para mantener a sus siete hijos, como contó Pablo Parodi, un amigo y antiguo vecino de la familia en Montevideo.
“Era una familia muy unida. En términos económicos, eran muy pobres. No tenían mucho y era la madre la que trabajaba”, afirmó. “A veces (Luis Suárez) venía a la panadería a zamparse una torta o algo dulce para no tener que compartirlo con sus hermanos, ya que tenía muchos”.
Wilson Piris, su primer agente, recordó cómo Suárez intentaba ayudar en la economía familiar: “A veces no tenía zapatos y jugaba con unos prestados… A menudo venía a los entrenamientos a pie para ahorrar dinero y llevarlo a casa”.
“Esas son cosas que muchos no harían con 12 años de edad”.
Su habilidad con la pelota hizo que lo fichara el Nacional, uno de los mayores equipos uruguayos, a los 14 años. Pero, según él mismo confesó en 2013 a ESPN Brasil, “no tenía muchas oportunidades” en aquel club.
“Cometí el error de juntarme con gente con la que no me tenía que juntar y de salir por la noche”, recordó entonces.
Sus padres se habían separado y el joven entró en una etapa de rebeldía que se reflejaba en su desempeño en la cancha. El club llegó a darle un ultimátum.
La mujer de su vida
Sin embargo, lo que realmente empujó a Suárez a cambiar fue una muchacha dos años menor que él: Balbi: El flechazo fue instantáneo e inspirador.
Suárez dejó de ser un joven que solo pensaba en divertirse y al que no le gustaba entrenar. “Cambié casi todo cuando me puse de novio“, reconoció ante ESPN. “La conocí en la edad perfecta. Era un adolescente, pero la conocí en el momento justo, porque ella no es la que me guio el camino, sino la que me ayudó a corregirme, a darme cuenta quiénes eran mis amigos y quiénes no”.
Pero el idilio no duró mucho, ya que, al poco tiempo, la familia de Balbi decidió irse de Uruguay y mudarse a Barcelona en busca de mejores oportunidades.
“El día que nos despedimos, yo tenía 16 años y ella estaba a punto de cumplir 14. Fue un ‘adiós, un gusto haberte conocido’ y no un ‘nos vemos’, por mi situación económica y por la de ella”, recordó Suárez.
La recaída
El jugador recayó en la indisciplina. Gracias a internet mantuvo su relación con Balbi, que le pedía que siguiera enfocado en su sueño de ser futbolista profesional, pero el delantero descuidó mucho el deporte y volvió a las andadas.
Fue aquí cuando llegó otro momento muy relevante para Suárez. Su entrenador en el juvenil del Nacional, Ricardo «Murmullo» Perdomo, le dijo la ya famosa frase: “O centras tu vida o te vas de aquí“.
De repente, el joven se dio cuenta de que, en realidad, el fútbol podía ser el pasaje que le llevara hasta Sofía. Se reinventó como jugador y se planteó una nueva meta: el Barcelona FC.
Como le aseguró Piris, para ese entonces pocos confiaban en Suárez.
“Yo sospechaba que podía triunfar y tener futuro porque decía que iba a jugar en el Barcelona… Yo siempre le decía lo mismo: ‘¿Qué es eso de jugar en el Barcelona si eres un sub en el séptimo equipo del Nacional? No hay manera de que lo consigas’. Y así era su personalidad. Él siempre pensó que lo lograría”, recordó.
Suárez volvió a brillar y, de vez en cuando, conseguía ayuda para visitar a Balbi en España.
“Luis estaba saliendo con Sofía y aún hoy me recrimina que le hiciéramos reportarse para el entrenamiento de pretemporada y le recortáramos sus vacaciones (en España) para luego no elegirlo como titular”, le contó a la BBC Mario Rebollo, que en 2004 se había convertido en el segundo entrenador del Nacional.
El primer recuerdo que Lasarte tiene de Suárez es el de un joven que llegó a entrenar a una sesión recién aterrizado de un vuelo desde España.
“Para mí, su comportamiento sobresalió. Que hubiera venido directamente desde el aeropuerto… Me sorprendió un montón. Tenía mucho afán, voluntad y estaba emocionado con el periodo que estaba por comenzar”.
Lasarte veía en el delantero un “diamante en bruto” que no se dejaba intimidar y que tomaba decisiones pese a su juventud. “Se enojaba consigo mismo si no anotaba, incluso si estaban ganando”.
Europa por fin
Hasta que, en 2006, un error lo acercó a Balbi.
“Yo estaba de vacaciones a principios de junio y recibí una llamada de mi director: ‘¿Vamos a comprar al jugador más caro (USD950.000) que jamás hayamos comprado?”, le explicó a la BBC Ron Jans, antiguo entrenador del equipo holandés Groningen.
“Fue un error porque habían ido a Uruguay a ver a otro jugador. Fueron a un partido, vieron a Suárez y dijeron: ‘¡Lo queremos!’… Fue una compra impulsiva. Ha sido una de las mejores decisiones que el club haya tomado nunca”.
Suárez tenía más motivos además de su carrera para querer jugar en Europa.
“Hizo lo imposible. Sofía vivía en Barcelona. No era una relación cualquiera y él hizo lo que necesario por estar cerca a ella”, afirmó Rebollo.
Una vez en el Viejo Continente, Suárez trabajó muy duro para mejorar y moverse de equipo.
En 2007, firmó por el Ajax, al que le siguió el Liverpool en 2011 y, por fin, el Barcelona en 2014.
Balbi y Suárez se casaron en marzo de 2009 en Ámsterdam y celebraron otra boda en diciembre de ese año en Montevideo. Hoy tienen dos hijos: Delfina, de 7 años, y Benjamín, de 4.
“Es un hombre de familia, sociable”, afirmó Jans. “Su esposa fue también su primera novia. Es maravilloso con su familia y sus hijos. No le gusta la vida pública ni ese tipo de cosas, solo el fútbol”.