ALARCÓN el Garzón televisivo, también vota con Petro

“Querido Jaime Garzón: el pasado viernes asistí por segunda vez a tu asesinato, esta vez por televisión.

El jefe paramilitar Carlos Castaño no alcanzó a dar la contraorden, o esta no llegó a su destino, y los sicarios con seis balazos sobre tu camisa blanca cumplieron su cometido.

Sin embargo, creí leer en su biografía que él no tuvo que ver con tu muerte. A lo mejor lo que quiso decir fue que él sí dio la orden de gatillarte, pero la decisión fue tomada por el estado mayor de los que sabemos.

Con la vibrante dirección de Sergio Cabrera, y con un elenco que lo dio todo, RCN programó una versión de tu vida y obra, que conmovió a la audiencia, como tú solo sabías hacerlo.

Santiago Alarcón como Jaime Garzón

Sucedió lo que tenía que suceder. El día anterior a tu ejecución, le dijiste a Tuto una frase que está en boca de todos, de los vivos y de los muertos: “A este país se lo llevó el putas”.

Santiago Alarcón te retrotrajo a la vida, y por cerca de ochenta días te puso de nuevo a circular por la realidad colombiana, con tus airados reclamos acerca de cómo nadie hacía nada para sacar el país del infierno viviente en que la politiquería lo había convertido, y con tus amores circundantes entre las hermosas y glamorosas del jet set a las que avionaste, mostrándote como un robinhood popular y a la vez como un tumbalocas incorregible. Revivió también Alarcón con lujo actoral a los personajes de tu invención, en especial a Heriberto de la Calle, que se llevó todos los aplausos.

Entre tanto, sucedió lo que tenía que suceder. El día anterior a tu ejecución, le dijiste a Tuto una frase que desde hace muchos años está en boca de todos, de los vivos y de los muertos: “A este país se lo llevó el putas”. Sí, señor, se lo llevó y se lo va a seguir llevando, tal como vamos. En la primera vuelta presidencial ganó sobrado “el que dijo Uribe”, o sea el propio Uribe, a pesar del repunte de Sergio Fajardo, la alta votación por Petro y el casi que vergonzoso descalabro final del más honesto, del más experimentado, del más capaz, como lo catalogaba el inconsistente electorado, Humberto de la Calle, candidato del funesto liberalismo pero nadaísta en el fondo. Si en vez de hacerlo por el liberalismo se hubiera lanzado por el nadaísmo, y con el nombre de Heriberto de la Calle, con seguridad habríamos ganado”.

JOTAMARIO ARBELÁEZ

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