CUBA. Devastada la costa norte. “Está todo destruido, no queda nada”.
Una ciudad de poco más de 16.000 habitantes en el oeste de Florida fue la segunda parada del potente huracán Irma en el territorio continental de Estados Unidos.
El ciclón tocó tierra el domingo por la tarde en Marco Island, donde se vieron escenas de devastación, con vías inundadas y árboles caídos, aunque no se reportaron accidentes ni muertes por el momento.
Más temprano, Irma golpeó los cayos del estrecho de Florida, el punto más al sur del estado, como huracán de categoría 4 con vientos máximos de más de 200 km/h.
El huracán ha sido degradado a categoría 1 y se espera que baje a tormenta tropical a medida que continúe su trayectoria hacia el norte y se acerque al estado de Georgia, más tarde en el día.
No obstante, las autoridades advierten de no bajar la guardia pues todavía hay riesgo de marejadas.
El gran tamaño del huracán ha dejado zonas devastadas en el este al oeste del estado.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró Florida zona de catástrofe y se desplazará al estado en los próximos días para valorar los daños y visitar a las víctimas.
Más de tres millones de residentes se quedaron sin electricidad el domingo en todo el estado y la ciudad de Miami sufrió inundaciones severas en el centro y en el área financiera de Brickell.
La policía de Miami afirma que más del 80% de los cables eléctricos se vinieron abajo.
En su avance por la costa oeste de Florida, Irma se debilitó y pasó a ser un huracán de categoría 1, pero todavía mantiene vientos máximos de hasta 135 km/h y su impacto conlleva otra amenaza, la de marejadas “que ponen en peligro la vida”, según dijo el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por su sigla en inglés).
En la ciudad de Naples, por ejemplo, las aguas subieron más de un metro en tan solo media hora mientras Irma golpeaba la zona en la tarde del domingo.
La tormenta avanza ahora hacia la bahía de Tampa, una de las zonas más susceptibles a inundaciones y marejadas de todo el estado, que además no ha vivido un huracán en casi un siglo.
Los 4 millones de residentes de Tampa esperaban con temor la llegada del ojo del huracán, que se ha debilitado en las últimas horas.
En Orlando también hay alerta por los efectos del huracán, que está dejando un rastro de fuertes vientos y lluevias torrenciales.
Desvío inesperado
La costa este de Florida llevaba días preparándose para la llegada de Irma, pues los meteorólogos habían calculado que por allí pasaría el ojo del huracán.
Este cálculo hizo que miles de personas atravesaran la península para refugiarse en ciudades del oeste, como Tampa, Sarasota y Naples.
Pero el viernes el curso de Irma empezó a cambiar y, aunque representaba una amenaza para todo el estado, se supo que recorrería la costa oeste con mayor potencia.
Eucario Bermúdez, de 82 años, locutor colombiano de radio viajó con su familia en auto hasta Tampa cuando supo de las órdenes de evacuación en Miami. Pero apenas supo que el ojo de huracán subiría por los cayos precisamente hasta esa ciudad, volvió a empacar sus maletas.
“Fue lo mejor que pudimos haber hecho”, dijo Bermúdez, cuya casa quedó parcialmente destruida cuando el huracán Andrew devastó Florida en 1992.
Reacción inmediata
El desvío de Irma hizo que las autoridades de la costa oeste tuviesen que habilitar refugios y emitir órdenes de evacuación a última hora.
La ciudad de Estero, cerca de Naples, habilitó un estadio de hockey con capacidad para albergar a 5.000 personas. Se llenó en cuestión de horas, según reportaron medios locales.
“Probablemente nos quedemos aquí por dos o tres noches más. Como no saben exactamente a dónde va la tormenta, tampoco nosotros tenemos forma de saber”, le dijo a la BBC una de las nuevas huéspedes de este refugio.
Otros decidieron quedarse en casa, aunque tomando las medidas necesarias ante la inminente subida de la marea.
“Vine a casa de mi suegra, que tiene dos pisos. Mi casa es muy vieja y, como dicen que la marea subirá tanto, tuvimos que guardar todo a cierta altura en nuestra casa”, le dijo a la BBC Trevor Stephenson, residente de la bahía de Tampa.
El gobernador Scott aseguró que aún no ha pasado la amenaza por el riesgo de tornados.
Las autoridades advierten también sobre el auge de saqueos. Por el momento ha habido unos 30 arrestos relacionados con robos en establecimientos.
Los estados de Georgia, Alabama, Carolina del Sur y Carolina del Norte mantienen el estado de emergencia.