Develan quien fue la modelos del lienzo más polémico pintado por Gustave Courbet
Los investigadores Claude Schopp y Sylvie Aubenas parecen haber encontrado la identidad detrás de la imagen que conmocionó a los críticos franceses de la segunda mitad del siglo XIX.
El cuadro de Gustave Courbet que representa la vulva de una mujer está lleno de misterios. El mismo Museo de Orsay, en París, reconoce que se desconoce cuál fue la suerte de esta pintura desde su realización, en la década de 1860, hasta que ingresó a su colección en 1995. Hasta hace poco solo sabían que su primer propietario había sido el diplomático turco-egipcio Khalil-Bey.
Esa fue una de las pistas que siguieron los investigadores Claude Schopp, experto en la obra de Alexandre Dumas, y Sylvie Aubenas, directora de fotos y grabados de la Biblioteca Nacional de Francia, para encontrar la identidad de la protagonista de ‘El origen del mundo’, el cuadro con el que Courbet escandalizó a los críticos de su tiempo.
En la correspondencia entre George Sand, crítico de Courbet, y el hijo de Alexandre Dumas (del mismo nombre), Schopp encontró la siguiente línea: “On ne peint pas de son pinceau le plus délicat et le plus sonore l’interview de Mlle Queniault de l’Opéra” (“Uno no pinta la entrevista más delicada y más sonora de la señorita Queniault de la Ópera”). Pero al experto en Dumas no solo le pareció que la palabra “entrevista” no encajaba en la línea, sino que además era anacrónica.
Schopp se dirigió al Archivo de la Biblioteca Nacional de Francia y junto con Aubenas encontraron el error. En la carta original entre Sand y Dumas hijo no decía “l’interview” (la entrevista) sino “l’interieur” (el interior). Y así el comentario de esta carta del 17 de junio de 1871 resultó revelador: “Uno no pinta el interior más delicado y más sonoro de la señorita Queniault de la Ópera”.
Sylvie Aubenas terminó de armar el rompecabezas. La carta se refería a Constance Quéniaux, una bailarina de la Ópera de París y amante de Khalil-Bey, mecenas de Courbet.
Un detalle complementa esta historia. Dentro de la sucesión de bienes de Quéniaux se encontró un cuadro de Courbet. Un arreglo floral que, en medio de una flor de color rojo vivo se encuentra lo que para muchos es un homenaje al “Origen del mundo”.
“Este testimonio de época descubierto por Claude me permite decir que hay un 99% de posibilidades de que la modelo de Courbet fuera Constance Quéniaux”, señaló por su parte la directora del departamento de estampas y fotografía de la BnF, Sylvie Aubenas.
De acuerdo a la mujer, el nombre de la bailarina debió ser un “secreto conocido por todos” en el ambiente artístico, por lo mismo no existía mayores antecedentes sobre quién era la modelo.
Además, Constance con el tiempo dejó dicha profesión y se dedicó a las labores filantrópicas, por lo que su figura pasó a ser la de “una mujer de bien” para dicha época, por lo tanto aún más se mantuvo en reserva su identidad.
Sin embargo, como Dumas tenía problemas con Coubert, no tuvo remordimientos en dar a conocer el nombre de Quéniaux en la carta, hecho que permitió 152 años después poner fin a uno de los mayores misterios del mundo artístico.