Colombia. SAN BASILIO DE PALENQUE, “El primer pueblo libre de América”, no tiene Polícia, sino una guardia cimarrona
En 1713, por decreto Real, San Basilio de Palenque se convirtió oficialmente en el primer pueblo libre de América. “Ese año se logra un acuerdo con los palenqueros, que en ese momento asumieron un pacto de paz”, afirma el antropólogo palenquero Jesús Natividad Pérez Palomino
Hoy es una comunidad descendiente de africanos situada a 50 kilómetros de Cartagena cuenta con su propia organización social, su idioma y su música, afirma ser libre y no saber qué es la esclavitud.
Aunque cueste creerlo, en San Basilio de Palenque, a tan solo 50 kilómetros de Cartagena, ciudad turística por excelencia de la costa caribeña colombiana, no hay policías.
El “primer pueblo libre de América”, como se conoce a este corregimiento del municipio Mahates, en el departamento de Bolívar, fue constituido en el siglo XVII exclusivamente por africanos.
¿Cómo se puede mantener la seguridad sin fuerzas policiales? En Palenque, donde viven unas tres mil quinientas personas, la ‘Guardia Cimarrona’, conformada por los propios miembros de la comunidad, se encarga de resolver los conflictos que se presenten.
Para entender esta manera alternativa de garantizar el orden hay que volver la mirada unos cuatro siglos atrás y situarse en la Colonia, en pleno proceso esclavista alentado por la Corona española.
Benkos Biohó
Procedente de las islas de Bijagós, en la actual Guinea Bissáu, llegó Benkos Biohó, un hombre nacido en África occidental cuya peripecia vital está llena de capturas y fugas tanto de las garras de los españoles como de los portugueses.
En 1599, según la página Historia de África, ya en territorio colombiano, logró huir, internarse en la zona sureste de Cartagena y organizar un ejército para dominar la Serranía de San Jacinto, conocida como los ‘Montes de María’, en el actual departamento de Bolívar.
En una de sus expediciones encontró un lugar idóneo para fundar una población que pudiera estar a salvo de los conquistadores denominada “palenque”, y que no era otra cosa que una “empalizada construida por esclavos que habían escapado de sus amos”, como la define el cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos en su libro ‘La eterna parranda’.
En 1603 Benkos se enfrentó a los españoles y San Basilio Palenque se convirtió en el primer pueblo de la América colonial que logró su autonomía.
Tierra libre
Tras años de dura guerra contra la Corona española, Benkos logró establecer una acuerdo de paz, de 1605 a 1621, cuando fue ahorcado y descuartizado.
En 1713, por decreto Real, San Basilio de Palenque se convirtió oficialmente en el primer pueblo libre de América. “Ese año se logra un acuerdo con los palenqueros, que en ese momento asumieron un pacto de paz”, afirma el antropólogo palenquero Jesús Natividad Pérez Palomino
Los preceptos de este pueblo tenían como base la libertad, la autonomía de su gobierno y la demarcación de la tierra, estableciéndose como autoridad para resolver los conflictos la ‘Guardia Cimarrona’.
La Cimarrona
En 2009 la policía de Palenque pasó oficialmente a llamarse ‘Guardia Cimarrona’. Este cuerpo, compuesto por unos treinta hombres, se encarga de tratar de resolver los problemas y conflictos que puedan surgir.
La comunidad ha sido muy exigente en cuanto a sus autoridades y se les ha permitido crear su propio modelo de seguridad, explica Pérez Palomino.
“La Guardia Cimarrona está atenta a la realidad social y ambiente cultural”, agrega el antropólogo, sirviendo de modelo para otras experiencias en Colombia.
A pesar de los cambios de los tiempos actuales, este cuerpo de hombres palenqueros no está dispuesto a que su autoridad y tradición mueran
El tema de la violencia en Colombia también ha afectado a este pueblo situado a tan solo 50 kilómetros de Cartagena. Entre finales de los 90 y principios de la pasada década, varios miembros de esta comunidad fueron asesinados por paramilitares y algunas familias dedicadas al trabajo agrícola fueron despojadas de sus tierras, que son de propiedad colectiva.
Libre en Palenque
Si bien sorprende el tema de la seguridad en esta pequeña comunidad con fuertes raíces africanas, declarada en 2005 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, su organización social y fuerte arraigo cultural son sus características más sobresalientes.
“El palenquero tiene la claridad de que es libre“, afirma Pérez Palomino, subrayando que en la mentalidad de su pueblo no existe el esclavismo.
Según él, su comunidad, además de la violencia, también es víctima del prejuicio. El racismo y la discriminación se ciernen sobre las mujeres que venden dulces criollos a base de coco en Cartagena, donde radica su fuente de ingresos, que deben huir constantemente de las autoridades.
“Dicen que la mujer trabaja y el hombre no, pero ¿por qué nadie se ha preguntado de dónde sacan los productos para hacer los dulces?”, se pregunta el educador colombiano. “No entienden que todos participan en empresas de propiedad social”, añade.
El kuagro
Las formas organizativas tradicionales de Palenque son los kuagros, al que pertenecen los miembros de la comunidad desde los 8 ó 10 años y que se relacionan con la zona donde habita cada grupo. “El kuagro es el eje fundamental”, afirma Pérez Palomino.
A través del kuagro se tramitan temas de interés comunitario, como nacimientos, noviazgos, casamientos y muertes, pero también se perpetúan valores como la honestidad, la solidaridad y la colectividad, recoge el blog ma-kuagro.
“Todos los acompañamientos se dan de lo espiritual o lo material“, agrega el antropólogo.
“No estamos al margen”
Como tantos lugares colombianos, también aquí existen necesidades básicas insatisfechas: carencia de servicios públicos como energía eléctrica, agua potable y telefonía; deficiencia en instalaciones de salud o precariedad laboral, entre otros.
“No estamos al margen del país“, afirma Pérez Palomino. “Hemos logrado proyectar esa realidad única que tenemos y debe entenderse la claridad de lo que somos”.
El periodista colombiano Salcedo Ramos escribe sobre este pueblo africano en Colombia, resaltando la importancia del tambor, presente en los ritos palenqueros y actividades festivas.
Entre las expresiones musicales se encuentran el bullerengue sentado, el son palenquero o el son de negro.
Tener un propio idioma
Palenque, reconocido internacionalmente por ser la tierra del boxeador colombiano Antonio Cervantes Reyes, ‘Kid Pambelé‘, tiene otra particularidad que lo hace especial: el carácter único de su lengua propia.
El palenquero se compone de varios dialectos africanos, entre ellos el bantú, y el castellano, siendo la única lengua en el mundo de este tipo, según el Ministerio de Cultura colombiano.
Si bien la discriminación hacía sentir a los palenqueros como que “hablaban mal el español”, esta lengua, que según el Ministerio de Cultura de Colombia se encuentra en peligro de extinción, busca transmitir el conocimiento de los tres mundos: vivos, muertos y mundo inverso (donde viven otras personas distintas a los vivos y los muertos), explica Pérez Palomino.
Cada joven tiene todas las herramientas de cómo defender su lengua. “Han entendido la importancia de fortalecer el sentido de pertenencia“, afirma el antropólogo. “Hablar este idioma no representa un distanciamiento del resto del país”, recalca.
Sin embargo, no toda la lengua es hablada. Aún resulta increíble las formas alternativas de comunicación que tuvieron que desarrollar los ancestros africanos para comunicarse: el sonido del tambor o los complejos peinados trenzados de las mujeres donde ofrecían “mapas” con las mejores rutas de escape hacia la libertad o donde guardaban semillas que llevarían a otras tierras.
“No se ha entendido la importancia cultural que tiene Palenque para la región y para el mundo“, considera Pérez Palomino.