ESPAÑA. Bandido es bandido. El Rey FELIPE VI renuncia a la herencia de su padre y le retira su asignación, por sus supuestas cuentas en Suiza

Felipe VI y Juan Carlos I, en un acto en Madrid en 2019.
Felipe VI y Juan Carlos I, en un acto en Madrid en 2019.PAOLO BLOCCO / WIREIMAGE

Felipe VI renuncia a la herencia económica que pudiera corresponderle de su padre Juan Carlos I y le retira la asignación que tiene fijada en los presupuestos de la Casa del Rey (194.232 euros anuales). Así lo ha anunciado este domingo La Zarzuela en un extenso comunicado con el que ha salido al paso de las informaciones que señalan a Felipe VI como beneficiario de las fundaciones Zagatka y Lucum, esta última investigada por la Fiscalía Anticorrupción por recibir supuestamente 100 millones de dólares de Arabia Saudí. Con esta decisión sin precedentes, Felipe VI se desvincula de cualquier negocio que pudiera tener su padre en el extranjero.

El comunicado recuerda que, en su discurso de proclamación ante las Cortes Generales en 2014, Felipe VI ya subrayó que “la Corona debe […] preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente”. En consonancia con estos principios, agrega, el Rey quiere “que sea conocido públicamente”, que ha comunicado a su padre “su decisión de renunciar a la herencia que personalmente le pudiera corresponder, así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona”.}

Felipe VI no solo se desvincula totalmente de cualquier negocio de su padre, sino que le retira su asignación del Presupuesto del Estado, en una decisión cuyo único precedente cabe buscar en la retirada del ducado de Palma de Mallorca a su hermana Cristina, en junio de 2015.

La Casa del Rey asegura que Felipe VI desconoce “totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario de la Fundación Zagatka”, revelada por EL PAIS. Esta fundación es propiedad de Álvaro de Orleans, primo de Juan Carlos I, a quien pagó numerosos vuelos en aviones privados.

En cambio, admite que conoció hace ya un año la noticia, publicada por el diario británico The Telegraph, que le señalaba como segundo beneficiario de la fundación Lucum, y explica las gestiones realizadas desde entonces para dejar clara su desvinculación de la misma.

Así, relata que el 5 de marzo de 2019 el despacho británico de abogados Kobre & Kim dirigió una carta a la Casa del Rey en la que, “sin ninguna justificación documental”, le comunicaba su “supuesta designación como beneficiario de la Fundación Lucum” a la muerte de don Juan Carlos.

Felipe VI, asegura el comunicado, hizo llegar copia de esta carta a su padre, “así como a las autoridades competentes”. Además, el 21 de marzo de ese año, comunicó por escrito al despacho de abogados británico que ni Felipe VI ni la Casa del Rey “tenían conocimiento, participación o responsabilidad alguna” de la supuesta designación como heredero, “ni designaría representante legal para iniciar negociación” al respecto con el bufete.

El 12 de abril pasado, poco más de un mes después de recibir la misiva, Felipe VI compareció ante notario, según la Casa del Rey, “para manifestar que ha dirigido una carta a su padre, el rey don Juan Carlos, a fin de que, si fuera cierta su designación o la de la Princesa de Asturias como beneficiarios de la citada Fundación Lucum, dejara sin efecto tal designación, manifestando igualmente que no aceptaría participación o beneficio alguno en esa entidad, renunciando asimismo a cualquier derecho, expectativa o interés que, aún sin su consentimiento o conocimiento, pudiera corresponderles ahora o en el futuro con la Fundación Lucum”.

Finalmente, el comunicado señala que don Juan Carlos ha pedido a la Casa del Rey que haga público que “en ningún momento facilitó información” a su hijo sobre la existencia de las dos citadas fundaciones y recuerda que el 27 de mayo de 2019 el Rey emérito anunció que en junio de ese año “ponía fin a toda actividad institucional u oficial, retirándose completamente de la vida pública”. Según se desprende del comunicado de la Casa del Rey, esa retirada se produjo menos de dos meses después de que Felipe VI compareciera ante notario para dejar clara su desvinculación de la fundación.

La insólita decisión de Felipe VI supone un intento por romper drástica y radicalmente cualquier relación de la Casa del Rey con los negocios que pudiera tener en el extranjero Juan Carlos I, quien podría tener que enfrentarse a una investigación judicial y ha designado para su defensa al abogado Javier Sánchez-Junco Mans.

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