Expectación mundial ante “las heridas” del órgano de Notre Dame
Su historia se remonta al inicio del siglo XV, aunque nada queda ahora de aquel órgano primigenio
“Como músico pensé en seguida en la suerte que estaría corriendo el órgano. Yo había llegado a París de una gira y de repente vi esa locura en el televisor; tuve que salir y acercarme corriendo al lugar para verlo con mis propios ojos. Pensé que los bomberos lo apagarían en cinco minutos, pero no. Qué impotencia”.
Gautier Capuçon, uno de los violoncelistas en boga, salió el martes con su cello dispuesto a tocarlo sentado en un extremo del puente frente a la catedral calcinada. “Para los músicos es la mejor forma de expresarnos, de mostrar un sentimiento de esperanza, porque esa era la emoción aquella mañana, de esperanza en la reconstrucción y de gratitud hacia los bomberos que habían estado arriesgando su vida durante toda la noche. Notre Dame nos había protegido. Y sí, por suerte el órgano principal no ha sufrido daños importantes. Sin embargo, el pequeño, el del coro, no ha corrido la misma suerte”.
Refugio
La pasarela de piedra que es la base de las torres protegió de las llamas al instrumento
Músicos de medio mundo, y especialmente aquellos que tocan el órgano, seguían en shock las noticias sobre el incendio. Sabían que había muchas probabilidades de que una ola de calor en el interior de la nave hubiera como mínimo reblandecido el fino metal de los tubos, deformándolos, como pasó por ejemplo en la catedral de Burgos hace una década. Y esa habría sido una pérdida irreparable. Porque hablamos del instrumento más grande y prestigioso de Francia.
Su historia se remonta al inicio del siglo XV, aunque nada queda ahora de aquel órgano primigenio. El actual data en parte del siglo XVII, y a finales del siglo XIX tuvo una reforma importante a cargo de Aristide Cavaillé-Coll. Este Stradivarius del órgano hizo un trabajo irrepetible, por la disposición de los tubos, la forma de cortarlos, la mecánica interna… Hablamos de cinco teclados, 109 juegos y cerca de 8.000 tubos.
Homenaje
Capuçon cogió su cello a la mañana siguiente y se sentó ante la catedral calcinada a tocarlo
De haberse malogrado, se habría perdido uno de los pocos que construyó Cavaillé-Coll. “Y uno de los más grandes”, asegura Juan de la Rubia, organista de la Sagrada Familia que precisamente tenía previsto tocar por primera vez en Notre Dame el año próximo. “Sin Cavaillé-Coll el órgano no habría sido lo que es ahora, por el tipo de mecanismos que se inventó. Aunque en el de Notre Dame, a mediados del siglo XX se reemplazó la consola y se electrificó”.
Al órgano le añade pedigrí la categoría de los organistas que lo han tocado, maestros como Pierre Cochereau y Louis Vierne. Y luego está la tradición musical de Notre Dame, mucho más que un espacio para la liturgia, si bien el 80% del repertorio para órgano es religioso.
El gran Olivier Latry, que lleva tres décadas siendo organista titular de esta catedral, se ha visto esta semana desbordado por los mensajes de condolencia y apoyo. Necesitaría más de una vida para hacer todos los conciertos benéficos que le proponen de todas partes del mundo para la reconstrucción. Así que ha optado por publicar en Instagram palabras de agradecimiento y un suspiro de alivio: “Milagrosamente, el órgano ha escapado de las llamas y también del agua que debía extinguirlas. Está muy polvoriento pero seguirá con nosotros en cuanto el edificio esté restaurado. ¿Cuándo? Aún no lo sabe nadie”.
Proyecto aplazado
Juan de la Rubia esperaba tocarlo en el 2020: “Es el sueño de todo organista”
“Es realmente un milagro que no esté dañado en lo esencial”, confirma el director de la Philharominie-Cité de la Musique, Emmanuel Hondré. “No hablo de un milagro religioso pero sí que cuando vimos caer la columna de fuego entre las dos torres nos temimos lo peor: el órgano está situado justo ahí. Pero las piedras de la base de las torres de la fachada lo protegieron. Es decir, no estuvo en contacto con la madera. Los expertos evaluarán qué desperfectos ha sufrido, algunos hay”.
“Lo que harán es desmontarlo para poder limpiar cada tubo”, escuchamos decir a Didier de Cotignies, director artístico de la Orquesta Nacional de Francia y antes director del sello Decca, mientras situamos con nuestros propios ojos el lugar que dentro de la catedral ocuparía el órgano en cuestión.
La zona sigue acordonada. Turistas y locales no dejan de circundar el edificio en medio de un silencio extraño que sólo rompe el tráfico frenético. “El problema ahora es para el organista, que no va a poder tocar durante años –añade De Cotig-nies–, pero Latry se mueve mucho, tiene una actividad muy importante, ha hecho muchos discos y conciertos. El último la semana pasada, que retransmitió Arte”.
De momento se ha organizado un macro concierto para este sábado, tal vez frente al Ayuntamiento. Servirá para recaudar fondos. Y entre los artistas no faltará Capuçon.