ISLAS GRIEGAS. Creta, la isla donde nacen los sueños.
Un destino que atrapa al viajero y no lo deja marchar
Creta es una tierra mitológica donde los dioses se convertían en humanos para disfrutar de un paraíso de belleza infinita. De blanco inmaculado son sus casas para aguantar el calor del sol que contrasta con el azul del cielo y del mar, con el dorado de sus playas, y el verde de los olivos, una paleta multicolor que puede verse en cualquier rincón de la isla.
Hasta su aroma es delicioso, de limón y naranja, con toques a vino y aceite, pero también de hierbas aromáticas como el tomillo, la salvia y la mejorana que crecen en sus campos, es la mezcla perfecta para crear un perfume hecho de naturaleza.
No es la tierra de ‘Nunca Jamás’ de Peter Pan, pero bien podría serlo: “ven conmigo, a una isla, donde nacen los sueños y donde el tiempo no está planificado”, es fácil llegar, pero difícil marcharse.
Creta
Creta, entre los mares Mediterráneo y Egeo, es una de la isla más grande de Grecia. Fue centro de la civilización minoica, una de las más antiguas de Europa, cuyos testigos de esta época son estos cuatro grandes palacios: Malia y Cnosos en el norte, el palacio de Festos en el sur y el palacio de Zakros en el este. Es cruce de caminos entre Europa, Asia, África, y Oriente Próximo y por eso fue codiciada por grandes civilizaciones: romanos, árabes, bizantinos, otomanos e incluso fue vendida a la ciudad estado de Venecia a cambio de 1.000 marcos de plata.
Tiene todos los ingredientes para ser un destino fascinante: historia, vida, leyendas, playas de ensueño, una gastronomía fantástica, gente encantadora,… ¿Por qué no?
Destino: Rétino
Lo mejor es alojarse en Rétino también como Réthymno, Retimno, Ritimna o Ritimnia, una villa encantadora junto al mar, justo en el centro de la isla que permite moverse libremente, además, guarda en su interior la sorpresa de poseer un patrimonio arquitectónico muy bien conservado.
Aquí se encuentra el Aquarius Boutique Hotel , un establecimiento nuevo, cálido, sencillo pero sofisticado, no muy grande, unas 30 habitaciones, pero con todo lo necesario para pasar unas vacaciones de ensueño. Sus propietarios son encantadores, y están siempre dispuestos a ayudar, solo hay que preguntar.
Sus suites son pequeños apartamentos que están dulcemente decorados con colores pastel, madera natural, mármol y texturas orgánicas. Disponen de camas ‘King size’, cocina, internet, televisor, balcón o patio, y son perfectos para un huésped, dos o toda la familia.
Además, cuenta con una piscina al aire libre donde las puestas de sol son maravillosas y en los que preparan los mejores cócteles de la villa. Y lo mejor de todo es que se encuentra al lado del puerto veneciano (el antiguo puerto) que está lleno de terrazas y restaurantes; y también muy cerca de todos los atractivos de Rétino.
Pasear por las calles estrechas y laberínticas de su casco viejopermite descubrir: por un lado la arquitectura veneciana en laestructura militar de la Fortezza (en el puerto), la Logia sede de las reuniones de la nobleza veneciana, la fuente Rimondi y la puerta Guora; y por otro, la influencia de los turcos en la mezquita Nerantzes, la de Kara Mustafá y la del recinto de la fortaleza.
En el centro de la villa se encuentran gran cantidad de restaurantes en los que probar algunos platos típicos griegos, como el estofado de cordero o la pasta sizouma con queso fresco Anthotyros y pimiento verde, son para chuparse los dedos.