Jaime Bateman Cayon: “La paz nunca llegará sin justicia social”
Jaime Alfonso Bateman Cayón Nació en Santa Marta, 23 de abril de 1940 Murió en el –Darién panameño, el 28 de abril de 1983),
Fue llamado “El Flaco” o “Comandante Pablo” comandante máximo del Movimiento 19 de abril (M-19) hasta su muerte en un accidente aéreo en las selvas del Darién en Panamá.
segundo hijo de Carlos Manuel Bateman De Andréis y Clementina Cayón Ebratt. Matilde era la hija mayor y Carlos el menor. Jaime Bateman creció en un ambiente de movimientos sociales; su madre fue militante del Movimiento Revolucionario Liberal, grupo político disidente del Partido Liberal Colombiano, fundado por Alfonso López Michelsen, y que le hizo oposición al liberalismo oficial durante el Frente Nacional
Bateman fue criado por su padrastro Jorge Olarte, fallecido. A la edad de ocho años, atravesando una calle de Barranquilla, una camioneta lo tiró contra un bus fracturándole la tibia y el peroné. Por este incidente estuvo a punto de perder la pierna, y quedó con una lesión de por vida. Como terapia practicó la natación, convirtiéndose en un gran nadador y, por ende, un gran enamorado del mar. Por estos años llegó de vacaciones a Santa Marta Carlos Romero, quien venía de militar en el Partido Comunista de la Argentina, en la época de Juan Domingo Perón.
Inicios en la lucha política
Romero influyó para que Jaime Bateman entrara a la Juventud Comunista (JUCO) conformándose así el primer grupo de jóvenes comunistas del Magdalena. En 1957, siendo estudiante del Liceo Celedón, comenzaron los paros cívicos contra la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, organizados por los liberales y conservadores unidos.
Bateman participó en estas manifestaciones, convirtiéndose en activista estudiantil. Carlos Romero se casó con su hermana Matilde. Bateman viajó con ellos a Bogotá, y entró a estudiar sexto de bachillerato en el Colegio Panamericano, siguiendo en firme su militancia en la JUCO. En 1963 fue detenido durante un mes por repartir propaganda subversiva, luego por participar en una protesta contra el alto costo de la vida. Fue miembro del Secretariado Nacional de la Juventud Comunista y secretario político. Participó en 1963, como delegado de la organización, en el decimosexto congreso de Komsomol en Moscú, donde recibió un curso de ciencias sociales y criticó el método de estudio dogmático que caracterizaba a la escuela de cuadros. A raíz de la revolución cubana y de la influencia del maoísmo, se desarrolló una fiebre por la lucha armada en Colombia como única vía.
Lucha armada
En 1966, un grupo de jóvenes plantearon la necesidad de ingresar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); el partido estuvo de acuerdo y Bateman se convirtió en un perseguido político. Fue secretario de Manuel Marulanda Vélez (Tirofijo), de Jacobo Arenas y Ciro Trujillo. Se dedicó a la labor de preparación política de la organización, en la cual estuvo hasta 1970. La forma como las FARC interpretaba la toma del poder por la vía armada, no era compartida por el grupo encabezado por Jaime Bateman, quien planteó la tesis de una lucha armada que debería ser desarrollada en las ciudades. Bateman creía que la lucha debía ser nacionalista, bolivariana, teniendo entre las manos el sentir americano. Así, ideó la creación de un movimiento político militar, de carácter urbano, y en 1970 conoció a un aliado importante: Carlos Toledo Plata, cabeza principal de la ANAPO Socialista. A raíz del ‘confuso’ resultado de las elecciones para la Presidencia de la República el 19 de abril de 1970, cuando ganó el candidato conservador Misael Pastrana Borrero, sobre el general Gustavo Rojas Pinilla, nació el Movimiento 19 de Abril M-19, con el lema Con las armas, con el pueblo, con María Eugenia Rojas al poder.
Sin embargo, la dirección de la ANAPO desmintió el apoyo a los grupos armados. Para Jaime Bateman, la revolución era una fiesta. Los niños eran sus grandes aliados en ese gran Macondo que para entonces era Colombia. En 1974 fue sustraída de la Quinta de Bolívar la espada del Libertador, con la convicción y la certeza de no regresarla hasta que estuviera consolidada la paz de Colombia. Bateman hirió el honor de los militares cuando ordenó la entrada de un comando del M-19 al Cantón Norte, y el 1 de enero de 1981 sacaron cinco mil armas, dejando consignas y banderas del M-19. Tenía una enorme imaginación; fue un gran estratega y pronto se convirtió en un hombre de entrega, enamorado, un hombre muy colombiano, que se reía de la muerte, amante de la rumba, de fácil acceso a la amistad. Precursor de un socialismo diferente; sin copias de ningún lado y sin renunciar a lo que era Colombia; creador de la cadena de los afectos, salió a la luz pública durante la toma de la Embajada Dominicana en Bogotá por parte de un comando del M-19, con una propuesta de amnistía para los presos políticos que se encontraban en la cárcel de La Picota y un diálogo de concertación, en busca de la firma de una proclama de paz nacional.
El senador Germán Bula Hoyos, quien era el ponente del proyecto de amnistía para los presos políticos, fue el primer hombre del gobierno que se sentó con Jaime Bateman para escucharlo hablar sobre dejar de hacer la guerra y dedicarse a la paz. El 28 de abril de 1983 murió, al estrellarse su avioneta cuando viajaba rumbo a Panamá. Duró 9 meses desaparecido, sin que el M-19 o el gobierno nacional encontraran sus restos. Después sería llamada Clementina Cayón a Panamá, para que reconociera los restos de su hijo, comandante del M-19 hasta ese día. Jaime Bateman tenía en ese momento la preocupación de que el M19 no tenía ninguna capacidad organizativa para construir un partido y ser una alternativa.