Kenia. El último soldado contra el tráfico de marfil, asesinado a cuchilladas
Fue uno de los mayores investigadores del contrabando de marfil
Esmond Bradley Martin dedicó su vida a luchar contra el tráfico de cuerno de rinoceronte y colmillos de elefante.
Nadie condensó tan bien la pena como el especialista en medio ambiente de las Naciones Unidas Maxwell Gomera. Le bastó una frase. “La batalla para salvar la vida salvaje ha perdido a uno de sus soldados más comprometidos”, dijo. El geógrafo e investigador estadounidense Esmond Bradley Martin, uno de los mayores especialistas del mundo en contrabando de marfil y cuerno de rinoceronte, fue encontrado muerto el domingo en su casa de Nairobi, la capital de Kenia. Le habían asestado varias puñaladas en el cuello.
Según el diario keniano Daily Nation , se ha abierto una investigación y, aunque las primeras pesquisas apuntan a un robo frustrado, el jefe de policía Cunningham Suiyanka apuntó que la escena del crimen no había sido alterada y los asaltantes habían huido sin tocar nada. Bradley, quien había regresado recientemente de un viaje de investigación en Birmania y estaba trabajando en un informe sobre el creciente comercio negro de vida salvaje en Laos, se había convertido en alguien incómodo para las mafias que comercian con cuernos y colmillos de paquidermos. Antiguo enviado especial de la ONU para la conservación del rinoceronte, Bradley, de 75 años, investigó y documentó durante décadas el comercio ilegal de marfil y cuerno de rinoceronte tanto en países africanos como en los países del este asiático destinatarios de estos productos.
Erik Solheim, responsable de la sección de medio ambiente de la ONU, se declaró “en shock” y pidió celeridad a las autoridades kenianas para atrapar a los asesinos. “Esperamos que se arroje toda la luz sobre este horrible crimen”, señaló.
En los últimos años, la batalla por la conservación de la fauna salvaje en África ha adquirido tintes de guerra abierta. Sólo en el parque Nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo, más de 150 guardabosques y rangers han sido asesinados por furtivos en la última década y, en varios parques naturales del continente los guardias deben ir armados con armamento pesado para hacer frente a unas mafias y guerrillas que usan tácticas cada vez más sofisticadas. En Sudáfrica, las organizaciones delictivas que comercian con cuerno de rinoceronte reclutan a excombatientes de la guerra civil de Mozambique, además de cazadores profesionales y políticos corruptos, para abatir a los animales y sacar el producto del país en apenas unas horas. El número de rinocerontes muertos en Sudáfrica, donde vive el 80% de su población mundial, ha crecido de forma casi exponencial: si en el 2007 los furtivos abatieron en suelo sudafricano a 13 ejemplares, en el último lustro la cifra ha superado los mil rinocerontes al año.
Bradley, de 75 años, fue enviado especial de la ONU para la protección de los rinocerontes |
A la crueldad de las mafias, que a veces cortan el cuerno al animal aún vivo, que muere desangrado, o atacan a hembras con crías porque son más fáciles de atrapar, se suma el uso por parte de las mafias de helicópteros, escopetas de precisión o lentes de visión nocturna. El negocio es lucrativo: la creencia en Vietnam y China de que el cuerno de rinoceronte tiene poderes curativos para el cáncer o potencia la vigorosidad sexual ha disparado los precios. Un kilo de cuerno alcanza un precio superior al kilo de oro en el mercado negro. También ha disparado el riesgo para la supervivencia de la fauna salvaje: a este ritmo, los rinocerontes se extinguirán en menos de veinte años.
Además de la defensa del rinoceronte, Bradley dedicó su vida a luchar contra la caza ilegal de elefantes y el comercio de sus colmillos. Para Iain Douglas-Hamilton, fundador de la organización Salvar a los Elefantes, su amigo, a quien calificó de “héroe anónimo del conservacionismo”, produjo al menos diez informes cruciales sobre los mercados de marfil que jugaron “un papel crucial en la revelación del precio del marfil en China y que llevaron al Gobierno chino a comprometerse a cerrar su mercado doméstico, hasta entonces legal”.
La misión de Bradley permanece inacabada. Según un informe de la ONU de hace dos años, la población de elefante africano cayó un 30% –alrededor de 144.000 elefantes fallecidos– entre el 2007 y el 2014 por la caza furtiva y la destrucción de su hábitat. Se necesitan más soldados de marfil.