La activista Greta Thunberg cruza el Atlántico en velero, para evitar el avión
La joven activista ambiental noruega se negó a viajar en avión y optó por un velero que no emite gases nocivos. Participará de la cumbre mundial de Naciones Unidas a favor del medioambiente prevista en septiembre en Nueva York.
La joven activista cruzará el océano por este medio tan inusual para crear conciencia sobre cómo nuestro estilo de vida, y los viajes en avión en particular, alientan el cambio climático (y, de paso, asegurarse la atención de los medios de comunicación). Su objetivo es llegar a Nueva York a tiempo para participar en la huelga global por el clima del 20 de septiembre, y hablar tres días después en la Asamblea General de la ONU, donde fue invitada personalmente por el secretario general, Antonio Guterres.
Greta Thunberg, la joven sueca de 16 años que visibilizó la lucha contra el calentamiento global, se subió a un velero de competición que no emite gases nocivos para enfrentar al presidente estadounidense Donald Trump, el líder mundial menos comprometido con el cambio climático. Thunberg emprendió una travesía de dos semanas para generar conciencia entre el puerto de Plymouth (sur de Inglaterra) hacia Estados Unidos, en el desafío más difícil desde que inició su activismo.
Se espera que la travesía, de unas 3,300 millas, concluya en unas dos semanas. La activista viaja a bordo del velero Malizia II, de 18 metros (60 pies) de eslora, impulsado por el viento y con electricidad generada por sus paneles solares y turbinas subacuáticas. Estará acompañada por su padre, un documentalista, Boris Herrmann –el capitán del barco–, y Pierre Casiraghi, padrino de la embarcación. Herrmann y Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco, se turnarán en el timón.
En Estados Unidos mucha gente no entiende y no acepta la ciencia. Haré lo que siempre he hecho: ignorarlos y decir solo lo que dice la ciencia», anticipó la activista, quien participará de la cumbre mundial de la ONU a favor del medioambiente prevista en septiembre en Nueva York. El objetivo de Thunberg será “crear una opinión y movimiento internacional para que la gente se una y presiona a los poderosos”. No tendrá una tarea fácil, teniendo en cuenta que muy probablemente asista Trump, quien abandonó el acuerdo del clima de Paris a poco de asumir, y el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien está llevando adelante la mayor desforestación de la historia en el Amazonas
La joven de 16 años, que dio vida a una movilización juvenil universal sin precedentes de más de 1,4 millones de participantes en 2083 ciudades, se negó a viajar en avión debido a las emisiones de CO2 que genera este medio de transporte. La embarcación de 18 metros en la que navega está dotada de paneles solares y turbinas subacuáticas que permiten utilizar electricidad a bordo sin emitir dióxido de carbono.
El viaje es una demostración de sus valores declarados, que giran en torno a la reducción de emisiones. Un vuelo a Nueva York habría sido mucho más rápido, pero bombearía cerca de 1,000 kg de dióxido de carbono a la atmósfera. Los cruceros convencionales a veces incluso lo superan.
Tras su paso por Estados Unidos, Thunberg planea estar al menos tres meses más en el agua para viajar hacia Canadá, México y finalmente a Chile, donde en diciembre prevé asistir a otra conferencia sobre la emergencia climática.
«Soy una de las pocas personas en el mundo que puede hacer esto, así que aproveché la oportunidad», dijo a la prensa poco antes de izar velas, vestida con el traje negro de la tripulación del barco. El viaje marca gran desafío para la joven sueca, a quien le han diagnosticado Asperger y en varias ocasiones ha experimentado depresión, ansiedad y mutismo selectivo.
Entre la falta de comodidades que enfrenta para disminuir la energía que utiliza el barco, abordo no hay baños ni duchas, sólo baldes azules de plástico. Para dormir hay cuatro camas superpuestas, para Greta, su padre y un cineasta que realiza un documental sobre su combate. El navegante alemán Boris Herrmann y Casiraghi se turnarán para usar la cuarta.