Murió LIGIA ESPERANZA GALLÓN DOMÍNGUEZ
Nació Barrancabermeja, Santander, el 16 febrero de 1935 y es hija de Carlos Enrique Gallón Colonia y Ester Domínguez Angarita. Tiene 4 hermano(a)s: Henry, Eduardo, Carlos Enrique y Luz Helda. Fue coronada a los 20 años de edad, representó al departamento de Santander y estudió en el Colegio La Presentación de San Gil.
Esperanza representando a Colombia recibió la corona como Reina Centroamericana y del Caribe 1956
La velada de coronación fue animada por Agustín Lara y Berta Singerman
El sacerdote Rafael García Herreros, ya fallecido, tuvo mucha influencia en el reinado tanto que la Soberana de la Belleza Colombiana servía con sus sequito el Banquete del Millón, en el año del reinado de la Barranqueña,1955, durante una de las emisiones del programa El Minuto de Dios , censuró la oficialización del uso del vestido de baño en los desfiles de las candidatas.
Jaime Burgos Patiño El Profesor escribió que en 1955, cuando ganó Esperanza Gallón Domínguez, las participantes se bañaban con soda porque en Cartagena no había agua a raíz de un daño grave que sufrió el acueducto. La situación se equilibró con el envío de carro tanques con el líquido desde Barranquilla… , recuerda.
Esperanza Gallón, dueña de una belleza inconfundible, hizo que tuviera muchos admiradores y pretendientes. Uno de ellos fue ni más ni menos que el tiplista, guitarrista y gran compositor santandereano José A. Morales, bautizado en Tocaima. Con ella tuvo una gran amistad,, que desembocó en un apasionado enamoramiento del compositor por la beldad. A ella le dedicó varias de sus canciones sin que doblegara el corazón de la bella barranqueña, entre esos un bonito pasodoble. Antes había escrito Amor imposible. Tiempo después, resignado y enterado del matrimonio con un distinguido ganadero zapatoca: Leonel Serrano, le compuso el pasillo Se casa la reina.
Así concluyó el amor platónico de un esclarecido compositor por una reina, que quizás hubiera dado un vuelco rotundo en la vida de estos grandes personajes de la historia de la belleza femenina y la música colombiana.
ESPERANZA GALLÓN con ESCALONA
Esperanza de Taxader
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ Dedicado a Carlos Alberto Atehortua, hoy cuando hace el lanzamiento de uno de los mejores libros que se ha escrito sobre la vida del maestro Rafael escalona Por allá, a mediados de la década del 50 al 60 del siglo pasado, estuvo de visita en esta ciudad Esperanza Gallón Domínguez, […]
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ
Dedicado a Carlos Alberto Atehortua, hoy cuando hace el lanzamiento de uno de los mejores libros que se ha escrito sobre la vida del maestro Rafael escalona
Por allá, a mediados de la década del 50 al 60 del siglo pasado, estuvo de visita en esta ciudad Esperanza Gallón Domínguez, santandereana que ostentaba el titulo de Señorita Colombia, para promocionar la empresa aérea que hacía viajes de Bucaramanga a esta ciudad, Taxis Aéreos de Santander (Taxader).
Era una penca de mujer, un hembrón esplendoroso, de blancura alabastrina y piel rosada como los flamencos de la península Guajira, que irradiaba belleza por donde se le mirara: cara, busto, cadera y piernas que se le veían y lo que no se le veía, uno lo imaginaba más bello todavía, un conjunto perfecto de belleza de carnes duras pero tersas, era alta y en su honor hubo una fiesta en las instalaciones de la Zona de Carreteras y Don Víctor Cohen era el dueño de la batuta, él dirigía y ordenaba y fue quien abrió el baile danzando con Esperanza.
No había tandas y el baile era seguido, cuando de pronto Don Víctor en voz alta dijo: “No habrá un jovencito que sea capaz de bailar con la reina?” Y en vista de que nadie se resolvía se dirigió a mí que estaba de mirón y me conocía y me dijo: “Usted Aponte, venga y fui y la orquesta de Reyes Torres, tocó, no se me olvida, como se me va a olvidar la bella canción “Vangelina ó Evangelina” y yo temblando bailé con la soberana de Colombia y mis manos tocaron sus caderas, eran duras como también mi cabeza rozó su busto que parecía hecho de piedra, pero de piedras preciosas.
Tenía escasos 14 o 15 años y cuando terminó la pieza y Reyes empezó la otra, no me acuerdo el nombre, pero era de Escalona, quise repetir, pero alguien me tocó el hombro y me pidió “barato” diciéndome: “Primo déjeme echar una gozadita a mi también, no sea acaparador, además la canción que tocan es de mi autoría y va dedicada a esta preciosa mujer”. Era Rafael Escalona, a quien gustoso le cedí la pareja y fue una de las dos o tres veces que lo ví bailar con su pasesito tum-tum (un caminaíto brincón y coqueto, dos pasitos pa’ lante y un o pa’ tras).
Esperanza, “Ancha” le decimos aquí, duró dos días en estas tierras y Escalona se convirtió en su sombra, la atendió y la llevó a todas partes, no como simple admirador sino como empedernido enamorado y armó viaje con ella para Bucaramanga y en una empresa aérea que para la época había llamada TAXADER, se llevó a la orquesta de su compadre y amigo Reyes Torres, a la postre la mejor de la región y una de las buenas del país, compuesta por 6 o 7 músicos y se estuvo en esa ciudad, alojado en el mejor hotel, el Bucarica por espacio de 15 días y allá logró que la orquesta grabara unos discos que como verdaderas joyas tiene “El Pajarraco” mi primo Julio Oñate Martínez en su inmensa y valiosa colección.
Cuando los cocotudos y aristocráticos bumangueses los Galvis, Serrano, Ardila, entre otros, se dieron cuenta que Rafael Escalona, El Maestro, estaba en esa ciudad, se volcaron al hotel lo exoneraron de gasto y tanquearon sus arcas y por espacio de varios días gozaron de su compañía y de la Orquesta de Reyes interpretando boleros como Siboney y Quisquella, el paso doble Manizales del Alma, la guaracha Carmen Elena, porros de Lucho Bermúdez y el repertorio de Escalona que Reyes con su Orquesta interpretada tan bien como “Colacho” en el acordeón.
Cuando ya Reyes y sus compañeros no podían más, pues este Reyes tenía los labios hinchados, Pablo “El Manco”, el cantante había perdido la voz; Murgas el papá de Beto Murgas ya no tenía aliento para el trombón y Rafael Hernández no tenía fuerza para tocar en el saxofón y clarinete El Cebú, sino que escasamente salía un cabungo, Reyes ordenó: ó nos vamos o me voy, pero me voy con ustedes que están bajo mi responsabilidad, si el irresponsable de mi compadre quiere quedarse que se quede, al fin y al cabo él no toca ni canta sino que vive de su gloria, bebe y nadie lo emborracha, que se quede de cachaco con su esperanza y su otra Esperanza, pero ustedes y yo nos vamos pa’ Villanueva.
De todo eso quedó una canción que se llama Esperanza de Taxader, la empresa aérea que los llevó y los trajo.