Lula da Silva renuncia a las presidenciales y designa a Haddad como candidato del Partido de los Trabajadores
El anuncio ha llegado lo más tarde posible, a eso de las dos de la tarde del último día de plazo, como ha sido hasta ahora el estilo de Lula a lo largo de su pulso de dos años y medio con la justicia brasileña. Los tribunales le habían dado hasta hoy para que anunciase, de una vez por todas y tras meses de recursos, que desistía de su candidatura y nombrase a su sustituto. Y aunque poco más podía hacer, Lula ha tenido a sus innumerables seguidores y enemigos esperando agónicamente hasta confirmar que lo que ellos ya esperaban era cierto. Que esta vez no guardaba un as secreto bajo la manga. Que tras dos años de tretas, de contorsionarse entre las leyes para retar a los jueces y apropiarse de los titulares, había llegado el final.
En unas elecciones llenas de sacudidas y sobresaltos, Lula ha sido hasta hoy una constante imbatible: pasara lo que pasara, él siempre lideraba las encuestas con una holgada ventaja sobre sus rivales. La última le otorgaba incluso una subida, hasta el 39%, de la intención de voto.