María Paz Mora Silva

María Paz y Dinhos fueron expulsados por incluir a la niña en la nómina, sin embargo, el reglamento sí permitía su inscripción.

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El caso de María Paz llegó a la Corte Constitucional y fue asignado al magistrado Alberto Rojas Ríos.

Rojas consideró los derechos fundamentales de la menor de edad a la igualdad, a la no discriminación por razón de sexo, a la dignidad humana y el interés superior de las niñas, niños y adolescentes y ordenó a la Liga Pony Fútbol, la Difútbol, la Liga de Fútbol de Bogotá y demás organizadores del torneo, a reintegrar al equipo en la próxima edición de la competencia.

Además, la Corte consideró que la decisión de excluir al equipo Dinhos fue inconstitucional y fue en contra de los derechos de la menor y sus compañeros, por lo que ordenó que en los actos de inauguración y clausura del evento, la organización reconozca que la decisión fue inconstitucional y vulneró los derechos fundamentales.

Por último, determinó que se adelante un programa de motivación para que las niñas se involucren en la práctica del deporte y solicitó que la Liga Pony Fútbol se comprometa a no incurrir en conductas discriminatorias en un futuro.

María Paz Mora Silva, la pequeña portera de diez años tiene una historia curiosa: le gustó el fútbol en un hogar en donde poco se hablaba de este deporte.

La historia típica del pequeño o la pequeña que se hace hincha de un equipo por tradición familiar, no fue el caso de María Paz, quien comenzó a jugar a los tres años luego de ver una serie de entrenamientos de Juan Sebastián, su hermano mayor.

A partir de ese momento, según cuenta su familia, ella empezó a afiebrarse por el fútbol y, particularmente, por un equipo: el Millonarios de su natal Bogotá.

Su historia en las canchas comenzó en el Colegio, cuando, antes de un torneo en la primaria, dijeron que el rol de las niñas iba a ser el de porristas. María se rehusó y dijo que quería ser jugadora, y así fue. Sin embargo, no comenzó en el arco, sino que sus inicios fueron de delantera. 

Le fue tan bien en ese torneo que los profesores le dijeron a sus padres que aprovecharan ese talento y la metieran a una escuela formativa, para que así pudiera empezar a pulir todas sus cualidades. 

Esa escuela fue Dinhos, precisamente el equipo con el que participó en el Ponyfútbol del 2018, cuando la descalificaron. 

Fue allí donde la pequeña María Paz encontró su vocación: atajar. Ella reemplazó en un partido a un niño que tenía miedo de jugar como portero, y lo hizo de una manera extraordinaria, ganándose todos los elogios. 

Aunque en su entorno familiar cuentan que nunca se les ocurrió que a su hija le fuera a gustar el fútbol, aseguran que la apoyan totalmente con su “sueño” de ser jugadora profesional. 

“Tenemos claro que queremos que ella sea jugadora profesional y que, paralelo a eso, haga su carrera”, indicó Álvaro Mora, su padre y fiel hincha.

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María Paz Mora juega fútbol desde los tres años, ha participado en 17 torneos de los cuales ha salido victoriosa en seis y, al menos en cuatro, quedó como subcampeona.

A la niña siempre le ha apasionado moverse en el cancha, se desempeña como arquera, y a sus cortos 10 años fue admitida para hacer parte del equipo Dinhos y competir en la Liga Pony Fútbol junto con sus 17 compañeros que son varones.

Pese a que inicialmente no hubo problema en su inscripción e incluso llegaron a jugar tres partidos juntos, el sueño de ganar esta competencia se vio truncada porque a ella la sacaron del equipo.

La decisión fue de parte de las directivas, la razón: en el grupo había una niña y esto era una “actuación irregular”.

“El equipo Dinhos fue entonces eliminado del torneo en razón de que María Paz Mora Silva había formado parte del equipo en los encuentros disputados hasta ese momento, porque se presentó queja contra uno de los partidos con el argumento de que, supuestamente, se trataba de un torneo netamente masculino”.

Así fue como el sueño de llegar al final de la competencia no solo se apagó para María Paz sino para sus 17 compañeros de cancha, quienes fueron excluidos por no tener un integrante en su equipo, ese que era la niña que le atajaba el balón a sus contrincantes.

Tras la negativa, don Álvaro padre de la menor, por medio de una acción de tutela solicitó que se le ordenará a la Dimayor, a la Difútbol y a la Liga de Fútbol de Bogotá, que dejen sin efectos la decisión de eliminar al equipo Dinhos del torneo.

Del mismo modo, que se permitiera a la menor María Paz y al club Dinhos continuar en la competencia hasta que sus puntajes se lo posibiliten, y que se ordene a las accionadas que, cumplido el reintegro, no vuelvan a realizar actos que impliquen una discriminación.

Pese a que los afectados por tal decisión, los niños y su padres, expresaron que excluir a María Paz del equipo causó tristeza, decepción, abatimiento, frustración y desconcierto dado que desde hace cinco años era su compañera y fue elegida gracias a su gran desempeño como arquera, los requerimientos de don Álvaro no fueron escuchados como se debía por las entidades.

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En ese caso, las empresas de fútbol alegaron que en el torneo no estaba permitida la conformación de equipos mixtos, pues la FIFA lo prohíbe. Además, manifestaron que el club deportivo incluyó a la niña en su nómina de jugadores bajo una interpretación errada del reglamento, el cual, según afirman, al mencionar a “niñas y niños”, se refiere a las categorías femenina y masculina por separado.

Así las cosas, la aspiración de don Álvaro y la respuesta de los entutelados llegaron a los estrados judiciales, el Juzgado Noveno Civil Municipal de Bogotá acogió los argumentos y negó la tutela. En una primera lectura perdieron la batalla.

Sin embargo, al llegar a la Corte Constitucional, el alto tribunal constató que no era cierto que las reglas del torneo prohibieran la conformación de equipos mixtos, como tampoco que la FIFA, en tanto autoridad rectora del fútbol mundial, lo desaprobara. Por el contrario, se encontró que este organismo internacional estima positiva la integración y promueve la práctica del deporte del fútbol de manera conjunta entre niñas y niños.

Bajo ese entendido, la Corte le metió un gol a la discriminación de género en el mundo de fútbol pues consideró que, “al catalogar como una actuación irregular la participación de la menor María Paz Mora Silva como arquera titular en un equipo mayoritariamente integrado por niños, las entidades organizadoras del campeonato revelaron una postura sexista y discriminatoria frente a la práctica del deporte”.

La postura de la Corte se basa en que este tipo de actos reproduce estereotipos culturales que presuponen la segregación fundada en el sexo y que resulta contraria a la dignidad humana y al derecho a la igualdad entre mujeres y hombres que predica la Constitución.

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