MEDELLÍN. Daniel Quintero, alcalde electo, habla de su vida
Quintero es el alcalde electo de Medellín con más de 300.000 votos.
Daniel Quintero, uno de los fenómenos políticos de esta contienda electoral, quien será nuevo alcalde de Medellín desde el próximo 1 de enero, estuvo en entrevista con Vanessa de la Torre en Mesa BLU hablando de su vida, los resultados del pasado domingo y las expectativas que tiene para la ciudad. Aseguró que no le sorprendió la victoria en la capital antioqueña.
“303.000 medellinenses son la mayor votación registrada en la historia para la Alcaldía de Medellín (…). Veía en la calle lo que estaba pasando, en los barrios, las comunas, los corregimientos, la gente pidiendo cambio, una nueva política, diferente, que dejara atrás el odio y la polarización”, señaló.
Quintero recordó algunos de los momentos más difíciles que atravesó durante su infancia y juventud, teniendo en cuenta que vivió en una familia muy humilde, golpeada por la guerra que se vivía en la ciudad.
“No tuve la presencia de mi papá cuando pequeño, mi papá y mi mamá se separaron, mi mama era una mujer muy independiente y nunca hubo esa dependencia económica, ella era la cabeza de hogar y la que velaba por todo”, contó.
La madre de Quintero murió de un infarto muy joven, lo que complicó aún más la situación para él. “Un momento muy duro, me retiro de la Universidad Nacional, pensaba que era entendible por lo que estaba ocurriendo”.
“En principio me iba caminando para la Universidad y recuerdo que como no tenía que comer, me iba comiendo los mangos que había en el camino, y un día se acabaron los mangos y ya de hambre me retiré”, expresó.
El alcalde electo de Medellín aseguró que fueron momentos muy difíciles y duros. “Creo que esa es la razón por la que yo estoy acá, quiero que otros niños no vivan eso”.
Posteriormente se presentó en la Universidad de Antioquia y pasó. Sin embargo, las cosas no salieron, al menos en principio, como esperaba.
“No tengo con qué pagar la matricula, creo que fue el momento más duro de mi vida, es como que la sociedad te dice que no servís, no tenés ni 100 mil pesos para pagar una matrícula”.
“Fue un momento de mucho cuestionamiento, en el que dije: necesitamos una sociedad diferente, me niego a no estudiar y me empiezo a colar en la universidad”, agregó.