Muere Fernando Corbató, el creador de las contraseñas en los computadores
El físico del Massachusetts Institute of Technology, de padre español pero nacido y criado en EE UU, fue el responsable del conocido proceso de identificación con usuario y contraseña
Encender la computadora e introducir un usuario y contraseña para franquear el acceso a la misma se ha convertido en algo tan habitual y familiar que nadie realmente se plantea que ese proceso tuvo en su día un origen y que en un momento determinado, la doble problemática de identificar a múltiples usuarios y proteger sus datos no existía. El reciente fallecimiento de Fernando Corbató (Oakland, California, 1 de julio de 1926 – Newburyport, Massachusetts, 12 de julio de 2019), conocido como ‘padre’ de las contraseñas, invita a analizar cómo empezó todo y cuánto debe el mundo de los ordenadores a este genio.
Este físico del prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology), de padre español pero nacido y criado en Estados Unidos, fue el creador de un proceso que hoy es empleado de forma natural por todo el mundo: los conocidos como inicios de sesión que permiten a un usuario de ordenador identificarse inequívocamente en el mismo y protegido su acceso mediante una contraseña. El famoso ‘usuario y contraseña’ al que cualquiera se enfrenta en múltiples ocasiones al cabo del día tuvo un origen y fue bautizado como Compatible Time-Sharing System (CTSS). ¿Qué problema resolvía este método?
Múltiples sesiones de forma simultánea
Para comprender el alcance y trascendencia del CTSS es necesario viajar ten el tiempo al año 1963, cuando las computadoras eran grandes monstruos que ocupaban salas y desempeñaban unos tiempos de procesos que hoy en día resultarían irrisorios. En aquel entonces, la desesperante velocidad de procesamiento hacía que una sola orden pudiera tardar hasta un día entero en ejecutarse y al no haber un acceso múltiple al ordenador, había que esperar a la conclusión de la primera orden para lanzar una segunda, y así sucesivamente. Esta realidad fue calificada en su momento por Corbató como “desesperante” debido a su falta de eficiencia; conviene recordar que las computadoras de la época eran muy costosas y los tiempos muertos resultaban, en consecuencia, carísimos.
Fue entonces cuando Corby decidió dar una vuelta al planteamiento: ¿por qué no lanzar varias órdenes de forma escalonada para ahorrar los tiempos muertos? Se trataba de lograr que las computadoras reaccionaran de una forma interactiva mediante sesiones que eran lanzadas de forma remota. “La invención de las contraseñas por parte de Fernando Corbató, permitió a los desarrolladores que trabajaban en sistemas informáticos compartidos tener sus propias cuentas privadas, donde podrían almacenar y proteger su trabajo”, explica a EL PAÍS Fernando Suárez, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería informática, “seguro que Corbató no podía imaginar que, casi 60 años después, su invención iba a tener la repercusión y uso actuales”, concluye. Y es que, de alguna forma, el método de Corbató, en su fundamento, sigue vigente en nuestros días.
Con todo, este físico reconoció en 2014 que la proliferación y masificación de su sistema ‘usuario-contraseña’ lo habían convertido en algo “inmanejable”, una realidad ya no negada por ningún experto en seguridad y que obliga al mundo de los ordenadores a avanzar hacia un futuro sin contraseñas que llegará en los próximos años. Fernando Corbató falleció el pasado 12 de julio a la edad de 93 años.