OLYMPIQUE 0 – BARÇA 0. Al Barça de la Champions sólo le falta el gol
En un partido trepidante, la mala puntería evita que el equipo de Valverde se adelante en la eliminatoria
Fuerte presión del Barça, pelota larga de Busquets a Dembélé y remate demasiado cruzado del francés. Esta jugada a los 23 segundos anunciaba un partido trepidante, con una puesta en escena espectacular. Atestado el Groupama Stadium, imbuido de un ambiente apoteósico, con espectáculos de luminotecnia, himnos y decenas de miles de banderas al viento. Blancas, azules y rojas, los colores del OL, los colores de Francia. Un partido de cine en la ciudad donde los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo.
Quedó acreditado que el Barcelona de la Champions no es el equipo errático que se arrastra últimamente por la Liga. La metamorfosis del equipo en busca de la final de Madrid es evidente, igual que el once de gala de Valverde, con una salvedad. El técnico reparó la lesión de Arthur concediendo el volante izquierdo a Sergi Roberto y Coutinho ocupó el lugar que le corresponde, el banquillo, después de su funesta trayectoria.
El Barça intentó reducir las pérdidas a la mínima expresión para evitar los portentosos despliegues del equipo de Genesio
El jovencísimo Olympique va sobrado de talento, tiene electricidad en las piernas y pájaros en la cabeza. Es atrevido hasta la imprudencia y arriesga en exceso en determinadas acciones individuales.
En la capital francesa de la gastronomía, el enfrentamiento comenzó a cocinarse a fuego rápido, con un ritmo de vértigo y con numerosas amenazas de quemaduras. Sin pausa ni contemplaciones, con el público disfrutando de los hervores a la espera de un primer bocado que pudo llegar en el minuto 5, cuando Ter Stegen desbarató con una de sus clásicas estiradas un remate de Aouar que culminaba una meritoria combinación del OL.
Lucía el Barcelona el color de los chalecos amarillos que el pasado fin de semana ocasionaron disturbios en Lyon. Pero no le interesaba una función anárquica y, a pesar de la rapidez con que fluían los acontecimientos, intentó reducir las pérdidas a la mínima expresión para evitar los portentosos despliegues que definen al equipo deBruno Genesio.
El Olympique volvió a acercarse al punto de ebullición en el 9 mediante un trallazo de larga distancia de Terrier que, en otra intervención providencial, Ter Stegen tocó lo justo para desviar la trayectoria del balón al larguero.
Pero Messi quiere la copa linda. Ratificó esta idea cuando persiguió a un adversario por el círculo central con el espíritu de un infantil, le arrebató el esférico y corrió hasta la frontal, donde un defensor le bloqueó el remate. Los azulgrana atacaban con premeditación y buen criterio pero carecían de precisión en el momento de definir y Luis Suárez volvía a aparecer fuera de contexto.
En la segunda parte, la electricidad de las piernas de los jugadores del Lyon se transformó en plomo
Rakitic chutó desviado a pesar de que disponía de una buena posición y Messi reaccionó con gestos de desesperación después de malograr de manera inconcebible para sus cualidades un centro atrás de Jordi Alba. Acto seguido, Dembélé provocó una intervención salvadora de Lopes con el cuerpo en un chut con poco ángulo.
A la media hora el partido se tomó una pausa. Era imposible sostener aquel ritmo frenético, aunque la primera parte se despidió con otras dos llamaradas: un latigazo de Dembélé ligeramente desviado y una combinación soberbia de la línea de ataque del OL, una jugada por la que merece la pena pagar una entrada, que Terrrier no consiguió convertir.
La velocidad de las secuencias se ralentizó en la segunda parte. La electricidad de las piernas de los jugadores del Lyon se iba transformando en plomo, un proceso lógico derivado del esfuerzo. Con más tranquilidad, pero siempre con la sensación de que podía suceder cualquier cosa en cualquier instante, el Barça fue ampliando el dominio territorial y de la posesión, mientras Genesio aplicaba cambios de corte defensivo.
En esta fase de inclinación por parte del conjunto provenzal, el Barcelona generó infinidad de oportunidades aunque, como sucedió el sábado contra el Valladolid, las fue desperdiciando rutinariamente, como si desconociera las implicaciones de un gol a domicilio en una eliminatoria europea. Cuando Coutinho había entrado en lugar de Dembélé, Suárez envió alto de manera incomprensible un servicio de gol de Alba, Lopez voló para rechazar un trallazo de Coutinho, Alba envió fuera en una buena posición… Incluso Busquets se atrevió desde la frontal y el portero francés desvió por encima del larguero.
A la versión Liga de Campeones del Barça, seria y determinada, únicamente le faltó gol para afrontar con mejores perspectivas el partido del día 13 marzo en el Camp Nou. El Olympique, que recuperará a su goleador, Nabil Fekir, tiene suficiente talento como para dar una sorpresa en cualquier parte.