UNESCO. Los cantos de trabajo del llano colombo-venezolano, en peligro de extinción, requieren salvaguarda urgente, como patrimonio inmaterial de la humanidad
Las listas de la UNESCO contribuye a concienciar sobre la importancia de conservar antiguas tradiciones
Lista de elementos en peligro de extinción
El Comité intergubernamental de este organismo internacional ha incorporado seis elementos que requieren salvaguarda urgente: la música tradicional Dikopelo de Botswana, los cantos de trabajo de Los Llanos de Colombia y Venezuela, las prácticas mongolas tradicionales de veneración de sitios sagrados, la danza marcial “Taskiwin” del Alto Atlas occidental (Marruecos), el silbo turco y el recital de poesía tradicional “al-Azi” de Emiratos Árabes.
La lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
ha incorporado nuevas tradiciones y costumbres, según ha anunciado hoy desde la isla surcoreana de Jeju el Comité Intergubernamental de la UNESCO. Las principales novedades proceden de países como Arabia Saudí, Armenia, Azerbaiyán, Bangladesh, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Cuba y Costa de Marfil.
La lista representativa incluye formas de expresión que dan testimonio de la diversidad del patrimonio inmaterial y contribuyen a concienciar sobre su importancia, como la tradición de los castells, las fallas valencianas, el flamenco o la música de mariachis. El Comité continuará examinando otras candidaturas de inscripción en esta lista, de la que desde hoy ya forman parte los siguientes elementos:
Decoración mural tradicional de las mujeres de Asir
La ornamentación denominada al-Qatt al-Asiri es un arte tradicional de las mujeres de la región de Asir, en Arabia Saudita, consistente en decorar las paredes de las viviendas y habitaciones para huéspedes. Si bien en el pasado esta tradición era exclusiva del género femenino, hoy en día los hombres de diversas profesiones, como diseñadores, arquitectos e interioristas, también la practican.
La UNESCO ha decidido incluirla a su lista de patrimonio inmaterial por su contribución a la cohesión social y la solidaridad entre las mujeres de la comunidad. Además, destaca que el hecho de que este arte esté muy extendido en los hogares garantiza su viabilidad, y que la observación y la práctica es esencial para su transmisión intergeneracional.
La danza ‘kochari’ de Armenia
El baile tradicional conocido como “kochari” está muy arraigado en la sociedad armenia, donde los miembros de más edad de las familias se encargan de transmitir la técnica de esta danza, que se practica en los días festivos, a los miembros más jóvenes. Además, el “kochari” se aprende en los programas oficiales de enseñanza secundaria, en centros culturales, y se exhibe de manera habitual en medios de comunicación y en iniciativas institucionales.
Según la UNESCO, esta práctica cultural infunde a los miembros de las comunidades un sentimiento de identidad cultural, solidaridad y respeto recíproco. Unos valores que, según el organismo, la han hecho merecedora de ser incluida en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial.
La ‘dolma’, el manjar de Azerbaiyán
Este típico plato consiste en un picadillo a base de carne, cebolla, arroz, guisantes y especias que sirve para confeccionar bocaditos envueltos en una hoja vegetal –fresca o hervida– y para rellenar frutas o verduras. Este manjar, para cuya preparación se requiere aprender una técnica que se transmite de generación en generación, se prepara y se disfruta en ocasiones especiales y reuniones sociales.
Pero lo más importante para la UNESCO es que compartir un plato de “dolma” significa en Azerbaiyán un símbolo de solidaridad, respeto y hospitalidad. Para preservar esta tradición culinaria, las diferentes comunidades del país llevan a cabo múltiples actividades que pretenden sensibilizar a la población de la importancia de este elemento del patrimonio cultural.
El tejido de esteras en Sylhet
El arte tradicional denominado shital pati, consistente en tejer a mano esteras con fibras de un junco denominado “murta”. Esta práctica, que se lleva a cabo principalmente en la región de Sylhet, Bangladesh, ha conseguido el reconocimiento de los habitantes de todas las demás regiones, que utilizan esas esteras como asientos, colchas de cama o alfombras de oración.
La UNESCO resalta el hecho de que este tipo de artesanía es “una fuente de ingresos vital para las familias que lo practican, estrecha los vínculos entre sus miembros y empodera a las comunidades”. Uno de los factores que puede contribuir a la salvaguardia, transmisión y rentabilidad de shital pati son las cooperativas que se están creando para confeccionar estos tejidos.
Recorridos rituales en La Paz
Otra de las tradiciones que la UNESCO ha decidido incluir en su lista de patrimonio cultural inmaterial son los recorridos rituales que tienen lugar en la ciudad de La Paz, en Bolivia, durante la Feria de la Alasita. Los participantes buscan y adquieren figuritas de la buena suerte vinculadas al culto de Ekeko, deidad aimara de la abundancia y protectora de la ciudad, que son consagradas por ritualistas andinos o bendecidas por sacerdotes católicos.
Las exposiciones en museos han contribuido a sensibilizar al público sobre la importancia de esta práctica cultural y la organización de concursos municipales fomenta la fabricación artesanal de figuritas.
La ebanistería de Konjic
El arte de trabajar la madera es típico de este municipio norteño de Bosnia y Herzegovina, donde los ebanistas esculpen a mano muebles, objetos decorativos y elegantes ornamentaciones con un aspecto visual que permite identificar su procedencia. Esta práctica tradicional es un elemento esencial del patrimonio cultural de los habitantes de Konjic, “que les hace sentirse miembros de una comunidad con identidad específica”, según la UNESCO.
Los encargados de salvaguardar este arte, popularizarlo y transmitirlo a las nuevas generaciones son los propietarios de los talleres familiares de ebanistería de la localidad.
Prácticas culturales vinculadas al 1º de marzo
Las costumbres y tradicionales relacionadas con el primer día de marzo tienen como finalidad celebrar el comienzo de la primavera. La principal tradición consiste en confeccionar, ponerse o regalar un cordón trenzado con hilos rojos y blancos –denominado “martenitsa”, “martinka” o “mărţişor”, según los países–, un objeto que simboliza una transición feliz del invierno a la primavera.
Esta tradición, que se practica en Bulgaria, ex República Yugoslava de Macedonia, República de Moldova y Rumania, también propicia la cohesión social, la interacción con la naturaleza, los intercambios entre las distintas generaciones y la creatividad, por lo que la UNESCO ha decidido incorporarla a su lista.
El homenaje a la belleza de la mujer de Costa de Marfil
La música y la danza populares denominadas “zauli” conforman una práctica tradicional de las comunidades guro de la Costa de Marfil. Esta tradición, que rinde homenaje a la belleza de la mujer, agrupa diversas expresiones artísticas, desde la escultura (aplicada a las máscaras “blu” y “djela”), pasando por el arte de tejer, a la música vocal e instrumental y la danza.
Además de propiciar la cohesión de las comunidades, este nuevo elemento de la lista de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad contribuye a la protección del medio ambiente, según la UNESCO.
El punto de Cuba
Se trata de una expresión poética y musical de los guajiros cubanos que consiste en una tonada o melodía acompañada por la voz de una persona que canta composiciones poéticas en décimas, improvisadas o aprendidas. Según la UNESCO, el punto es una tradición que fomenta el diálogo entre las personas y la expresión de los sentimientos, conocimientos y los valores de quienes la practican.
Las comunidades cubanas que dominan y exhiben esta expresión poética la transmiten por medio de la imitación, así como a través de un programa de enseñanza impartido en las Casas de Cultura de todo el país que comprende la organización de talleres animados por los depositarios y practicantes de este género musical.