Venezuela. El arduo trabajo de quienes evitan que, documentos como las cartas de Bolívar y, otros valiosos documentos: desaparezcan
El objetivo de esta institución, que alberga tres millones de volúmenes, es la conservación del patrimonio cultural mediante la restauración, encuadernación y digitalización.
Imagen de cantoral de 1872 restaurado por el ‘Centro Nacional de Preservación Documental’ de la Biblioteca Nacional, en Caracas.
Los libros hablan más allá de lo que tienen escrito para sus restauradores, quienes, como médicos de pacientes de papel, reparan sus daños y heridas.
En la Biblioteca Nacional de Venezuela (BN), ubicada en el Foro Libertador, zona norte de Caracas, se encuentra el ‘Centro Nacional de Preservación Documental‘ donde se resguardan y restauran tomos, folletos y otras publicaciones.
El objetivo de esta institución, que alberga tres millones de volúmenes, es la “conservación del patrimonio cultural mediante la restauración, encuadernación y digitalización“.
¿Preservar o restaurar?
En la principal biblioteca venezolana, esta pregunta la responde la edad de la obra. Si es anterior a 1850, es atendida por el personal de la ‘División de Conservación‘, mientras que si es posterior, pasa a la ‘División de Preservación‘, explica Alfredo Cilento, encargado de la unidad de registro.
El primer paso es el ingreso de los materiales –de la BN y de instituciones públicas y privadas–, para que sean diagnosticados y posteriormente tratados. Al terminar el proceso, que puede llevar meses o años, están listos para volver a sus lugares de origen.
Alfredo Cilento, encargado de la unidad de registro, del Centro Nacional de Preservación Documental en la Biblioteca Nacional, en Caracas. / Bernardo Suárez.
Al centro han llegado las cartas escritas por el Libertador Simón Bolívar; del ‘Gran Mariscal de Ayacucho’ Antonio José de Sucre; del precursor de la independencia, Francisco de Miranda. Además de originales de las constituciones de Venezuela.
Libros raros
En el edificio diseñado por el arquitecto venezolano Tomás Sanabria hay 800.000 documentos, entre manuscritos, libros y mapas, que pertenecen a la ‘División de Libros Raros, Manuscritos y Archivos Documentales’.
Por sus características, que los hacen únicos, bien sea por su antigüedad, por su valor histórico o por ser uno de los incunables mundiales que posee Venezuela, deben tener un tratamiento especial para alargar su existencia.
El centro de preservación está especializado en distintas áreas que le permiten realizar la restauración integral de uno de estos libros raros y de cualquier texto bicentenario.
Lo recomendable es que después de hacer los tratamientos, se digitalicen las obras para para así masificar la divulgación de la información.
Acta de la Independencia
Entre los escritos de incalculable valor para el país que son abordados por estos especialistas, se encuentran el libro de actas del Congreso de 1811, donde se encuentra el ‘Acta de Independencia’ del 5 de julio.
Anualmente se hacen dos visitas al ‘Salón Elíptico’, en el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional y de la Asamblea Constituyente, para corroborar que el tratamiento aplicado a los tres libros de actas sea el más idóneo.Ver imagen en Twitter
PapelesEHistoriaVzla@HistoriaPapeles
Primer folio del Acta Solemne de la Independencia tal como se encuentra en el Libro de Actas del Congreso de 1811. Todos los folios del Acta fueron gentilmente cedidos por la @BiblioNacional institución que anualmente ejecuta un plan de conservación a tan importante documento.669:12 – 5 jul. 201874 personas están hablando de estoInformación y privacidad de Twitter Ads
Este manuscrito ha sido desencuadernado y restaurado hoja por hoja para quitarle una laminación anterior que lo había afectado. Además, como el texto está plasmado en tinta ferrogálica, utilizada hasta el siglo XX, los trazos de la letras se corroyeron, lo que generó deterioro.
Riesgo de desaparecer
Si bien todo texto es perecedero, Franklin Subero, uno de los miembros de este equipo, considera que inevitablemente la hoja donde reposa el acta “va a perderse”.
El grupo de expertos ha recomendado en reiteradas ocasiones que se deje de exhibir esa página cada 5 de julio debido a que la luz y las condiciones ambientales no controladas aceleran su deterioro, así esté guardado en un arca el resto del año.
Detalle de libro en restauración en el Centro Nacional de Preservación Documental, en Caracas. / Bernardo Suárez.
“Desde hace mucho tiempo se recomienda que se haga una edición facsimilar” que pueda ser visto por los venezolanos. “A la larga habrá un deterioro que tiene como consecuencia la pérdida total de documento“, advierte.
Los documentos de La Guaira
La ‘tragedia de Vargas’, uno de los mayores desastres naturales que se ha registrado en Venezuela, ocurrió en diciembre de 1999. ‘El deslave’, como también se le conoce, causó grandes inundaciones en las zonas costeras venezolanas, lo que trajo como consecuencia pérdidas humanas, materiales y patrimoniales.
Tras este desastre natural, se rescataron 160 libros de la Arquidiócesis de La Guaira, capital del estado Vargas. Dentro de uno de ellos estaba el acta de nacimiento del doctor y presidente de Venezuela, José María Vargas (1786-1854), quien realizó el acta de la preparación del cadáver de Simón Bolívar.
“Llegaron en bloque, llenos de pantano, se les quitó la suciedad hoja por hoja”, relata Subero.
Fotos del trabajo de restauración de los libros de la Arquidiócesis de La Guaira. / Bernardo Suárez.
Cuenta que se restauraron dos, para ver si alguna empresa se interesaba en costear el resto, pero no fue posible. Con uno de los tomos tardaron entre tres y seis meses y, de haberlos hecho todos, hubieran sido unos cinco años.
“Fue un trabajo arduo, muchos tenían hongos, se perdió mucho información. Era un rompecabezas“, recuerda.
Un cantoral enterrado
Durante las reparaciones al piso de la iglesia de San Francisco, patrimonio nacional construido en el siglo XVI, donde Bolívar fue reconocido con el título de Libertador, en 1813, se encontraron unos muñones y un libro de gran tamaño, junto a otros seis.
El más voluminoso, un cantoral de 1872, escrito en latín en hojas en pergamino, fue restaurado tras un arduo trabajo de limpieza, que fue un reto.
Detalle del cantoral de 1872 de la iglesia de San Francisco, en Caracas. / Bernardo Suárez.
Para esta labor, en la que el Instituto del Patrimonio Cultural de España los asesoró, tuvieron que limpiar con goma de borrar rallada los siete volúmenes, fijar las letras con el mismo colágeno que se extraía al hervir el pergamino. El material de las páginas tuvo que ser tensado e hidratado mediante una máquina ultrasonido para que recuperara la forma perdida debido a la humedad del sitio donde estuvo guardado.
Tras dos años, se culminó la limpieza de todos los libros pero no toda la restauración debido a que no cuentan con el material, que es importado, ni con el financiamiento.
Expertos del Centro Nacional de Preservación Documental, en Caracas, muestran el cantoral de 1872 de la iglesia de San Francisco. / Bernardo Suárez.
Debido a la situación económica que atraviesa el país suramericano, el centro tiene carencia de materiales importados como cartón libre de ácidos, pieles, pergamino, engrudos, entre otros, lo que ha detenido algunos procesos.
Además, se encuentran fuera de servicio las encapsuladoras utilizadas para proteger papeles y objetos planos de valor incalculable con láminas de poliéster, cuyos bordes están sellados, sin que se afecte el documento.
¿Qué es la restauración?
Este proceso de reparación busca “recuperar la integridad física y funcional de la obra” con la finalidad de corregir desgarros, fragilidad de las hojas y efectos de las condiciones de almacenamiento inapropiadas, según un manual de procedimientos de la BN.
Un volumen con 200 años es básicamente un sobreviviente con una historia tan interesante como la que reflejan sus páginas, que han retado al paso del tiempo, a las condiciones ambientales, a los insectos y a los usuarios.
Detalle de publicación en restauración en el Centro Nacional de Preservación Documental, en Caracas. / Bernardo Suárez.
En este lugar se encargan también de la elaboración de cajas con material libre de ácido para conservar fotografías, láminas, mapas, postales, grabados, partituras, monedas y medallas.
Entre los factores que aceleran el deterioro de un texto se encuentran:
Composición de los materiales:
- Papeles pobres en celulosa, que los harán poco flexibles, ácidos y quebradizos.
- Pieles defectuosas con las que fueron encuadernados los tomos.
- Cambios químicos por el uso de aguas impuras en su elaboración o de tintas inestables.
Ambientales:
- Humedad, temperatura, iluminación, contaminación, almacenamiento inadecuado y mala manipulación.
Biológicos:
- Bacterias, hongos, insectos, bibliófagos.
Accidentes:
- Inundaciones, incendios, terremotos, robos, guerras.
¿Cómo se hace?
Antes de realizar una intervención, los expertos se reúnen y exponen su diagnóstico, refiere Subero, uno de los miembros de este equipo.
“Somos los médicos de los libros“, agrega y explica que cuando faltan hojas, se buscan ejemplares similares para que la encuadernación sea lo más fiel posible, tomando en cuenta el época, la técnica utilizada y el estilo.
Parte del equipo del Centro Nacional de Preservación Documental en la Biblioteca Nacional, en Caracas. / Bernardo Suárez.
Aclara que no se encargan que reproducir letras faltantes en páginas porque se trataría de una falsificación. Se insertan las hojas para disminuir el deterioro pero con la salvedad expresa de que son facsimilares.
En el caso de los desgarros en hojas de papel de trapo, las reparaciones se hacen con engrudo y papel japonés de la fibra kozo.
Un trabajo cuidadoso
La pericia manual, el método y la delicadeza son condiciones indispensables para esta labor minuciosa que incluso puede llevar años, según el número de volúmenes y el estado de deterioro.
Detalle de publicación en restauración en el Centro Nacional de Preservación Documental, en Caracas. / Bernardo Suárez.
Entre las máquinas dispuestas en el amplio salón del sótano de la BN están una secadora de libros adaptada por ellos mismos; una prensa hidráulica; una máquina reintegradora, encargada de incorporar pulpa de papel nuevo en los agujeros y en los bordes; una rejilla de secado; una trituradora de pulpa; una selladora y una prensa para el cosido de libros.
Actualmente, el centro se encuentra formando nuevo personal con un criterio de integralidad, lo que significa que un mismo especialista pueda ser capaz de realizar todos los procesos que se requieren para atender los textos y objetos.
Aunque como afirma Subero, “la mejor restauración es la que no se hace porque la obra pierde valor histórico” al intervenirla, la biblioteca está comprometida con su persistencia en el tiempo.