WIMBLEDON 2019. Nadal gana a Kyrgios, superando el el peculiar comportamiento del australiano y suma su victoria 50
Rafa Nadal es grande, más que por sus victorias y títulos, por su mentalidad inquebrantable, para muchos, la mejor de la historia del tenis. Lo dicen rivales, exjugadores, entrenadores y analistas de todo el mundo. Este miércoles les dio la razón con una victoria, la número 50 en Wimbledon, que muy pocos habrían conseguido en un compromiso envenenado ante un tenista genial e imprevisible, cuyo peculiar comportamiento, en la frontera de la mala educación, dificultaría mucho la concentración del más sosegado de los hombres.
Es Nick Kyrgios, un ‘showman’ que además juega de maravilla cuando quiere y es peligrosísimo si no pierde la cabeza. No lo hizo y aún así Nadal le ganó en cuatro sets: 6-3, 3-6, 7-6 (5) y 7-6 (3) y 3h:04. El balear superó la calidad del australiano y no se descompuso ante su despliegue de gestos, parloteo y payasadas. Ni siquiera cuando le lanzó un pelotazo en el tercer set, que Rafa repelió con su raqueta y que fue un punto de inflexión en el partido, porque le encorajinó hasta unas cotas que no se le veían desde hace tiempo.
Kyrgios salió a tomar algo con sus amigos a un pub la noche anterior a un partido en el que sacó dos veces por abajo (ganó los dos puntos); aburrió al juez de silla que le señaló un warning por protestar por lo que entendía como una demora exagerada de Nadal en los saques; subió a la red para restar un primer saque; estornudó; se paseó retador por la red, jugueteó con la pelota; dio saltitos a lo Chiquito de la Calzada y golpeó algunas bolas de frente por debajo de las piernas antes de intentar ‘agredir’ en el noveno juego de la tercera manga a Nadal, que le echó una de esas miradas que matan y no recibió una disculpa. Contra todo eso luchó el español, que usó el arma de la paciencia y triunfó. Se llevó un primer set en el que Kyrgos jugó sin energía; sufrió en el segundo en los únicos momentos en los que perdió el foco y manejó con sabiduría los otros dos para ganar en los tie-breaks a un sacador que le colocó 29 aces para un total de 58 golpes gandores. Y ojo, sólo cometió 16 errores no forzados en medio de toda esa vorágine.
Pero también hubo tenis, mucho tenis, y una tensión tremenda, y esos dos desempates en los que salió victorioso el número dos del mundo, que celebró con furia un triunfo importante y revelador, que le puede poner en el camino de una nueva gesta, porque su hoja de ruta se ha aclarado con las eliminaciones de Shapovalov, Cilic y Thiem, sus potenciales rivales. De entrada, en tercera ronda se encontrará el sábado con el francés Jo-Wilfred Tsonga.