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La conquista; que es el cabalgar del “Cid campeador”, ya muerto, después de asolar Granada, llevado en barcos impulsados por vientos y marineros árabes cristianizados a la fuerza, a tierras americanas, y que fue seguida por un cabalgar en sentido contrario, el de Bolívar, ya muerto, por tierras hispanas, en la época de la república española; nunca debió acaecer en la historia de América.

El oro, léase la codicia, era, en esa época, más importante que el encuentro y el dialogo entre civilizaciones.

Mucha más riqueza hubiera ganado la humanidad con el encuentro y el aprendizaje de civilizaciones maravillosas, que con el oro expoliado. La Vida y el conocimiento hubiera sido mayor que el valor del oro. Rn la conquista europea del.mindo no sólo hay un “Cid campeador” castellano, sino un Alejandro, que entre espadas y caballos, supo intuir que no era la espada, sino la cultura diversa lo importante. La vida sigue enfrentada hoy a la codicia.

Sin el oro americano quizás no hubiera habido capitalismo en las ciudades comerciales europeas.

Sin la esclavitud en EEUU, quizás no hubiera habido revolución industrial en Inglaterra.

Así que hoy vivimos una heredad de la conquista de América:

La contradicción entre vida y codicia

La época de la colonización del mundo bajo varios gobiernos europeos, autodenominados democráticos, forjó una cultura eurocéntrica,

construida en la idea de una raza aria superior, que generó varias de las peores época de la humanidad: la esclavitud del siglo XVI al XIX, con genocidio ya no sólo de los pueblos ancestrales americanos sino de los africanos, y en el siglo XX, el nazismo, con genocidios étnico religiosos como el holocausto judío, o políticos con la extinción masiva de socialistas en los campos de concentración, o en las mismas tierras soviéticas invadidas, o en las españolas. Esa misma mentalidad está viva hoy y se trasluce en la incapacidad de Europa de ver a Rusia como parte de Europa, o de ver el mundo árabe no como campo de expoliación sino de dialogo en un Mediterráneo común, en la política antimigratoria, en las guerras por el petróleo en el medio oriente, en el aplauso al genocidio en Gaza, o en la caída, propiciada por Europa, de las repúblicas árabes, y en un nuevo neonazismo de cara a enfrentar la resistencia a la crisis climática, que produce el mundo ario y el chino por imitar al mundo ario, y que cada vez crece más en los pueblos del sur. El uso del petróleo y el carbón parece ser una costumbre aria, hoy es la base de la riqueza, pero hoy es el principio de la extinción de la vida.

Capital y Vida se enfrentan de manera, al parecer, antagónica.

Es un nuevo escenario del conflicto, ya vuelto mundial, entre codicia y vida. La cultura europea es de máxima calidad y debe preservarse para la humanidad, es cultura universal pero no única ni superior. Por eso ante el libro de Samuel Huntington tan preciado por los republicanos de derecha en EEUU, hay que profundizar la idea original de Hoover y Lenin, después latinoamericana y ahora china de un dialogo entre civilizaciones. Creo que la idea democrática, surgida en Atenas, no lo sabemos bien, puede profundizarse bajo la concreción histórica del dialogo entre civilizaciones, que es la base de una humanidad que se perciba como tal. Una humanidad, solo hay una, que se perciba unida y diversa; y cuyos propósitos dejan de ser propósitos nacionales, de dominación o de codicia y que comienzan a ser propósitos universales y específicamente humanos. Propósitos de vida común

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