Piedecuesta. Dilan, el rescate de la esperanza
En medio de la tragedia de la que ahora intenta sobreponerse el municipio de Piedecuesta se hace notoria la historia de una familia que se ha convertido en símbolo del desastre. Conjuga la dolorosa pérdida en medio del barro y los escombros de una madre y dos de sus hijos, y la milagrosa aparición sanos y salvos del padre y el menor de la familia; el pequeño Dilan ahora un ícono de la reconstrucción de Piedecuesta.
Sí, la historia que ahora se escribe de la familia Jaimes Hernández se lee y se cuenta tanto con felicidad como con tristeza. Pocos minutos antes de las 12 de la noche de este miércoles la vida de este núcleo familiar cambio, como la de 32 familias más, luego de que la furia incorregible las aguas del Rio Manco reclamara como suyo el paso sobre sus viviendas.
Con la aparición de los primeros rayos del día, los muertos comenzaron a contarse; uno o dos, se decía, pero la cifra de desaparecidos era muy superior, 13 ó 14, lista que en su mayoría era integrada por los miembros de la familia Jaimes Hernández, conformada por tres menores de edad y el par de progenitores, quienes hasta la noche pasada tenían su hogar en la finca el Castillo, con sede en la vereda El Guamo Grande, ubicada a un margen de la vía que de Piedecuesta conduce a la localidad de San Gil.
Hacia las 6 de la mañana, vecinos que lograron salir ilesos de la marejada de escombros que arrastró la avalancha, dibujaban para los periodistas, con sus dedos en el aire, el lugar que ocupaba la vivienda de los Jaimes, ahora ocupada por una inmensa placa de barro compactada con troncos y rocas de gran tamaño.
“Son cinco los que vivían ahí”, contó Andrés Cárdenas, habitante del sector, con los ojos sumergidos en lágrimas.
“Empezamos a escuchar el ruido y cuando nos fuimos a asomar ya estábamos inundados por completo”, recordó Cárdenas, quien el 7 de mayo de 2018, atestiguó una avalancha, también en el mismo sector, y la cual dejó millonarias pérdidas y dos personas fallecidas.
“Acá quedaba la casa de don Fabian”, dijo Cárdenas mientras señalaba unos palos que ahora ocupan el predio de la vivienda en la que vivían las cinco personas. “Ya rescatamos a dos personas que murieron y estaban como desaparecidas, al resto los estamos buscando todavía”, narró el habitante del sector quien, como muchos en la zona perdió, parcialmente parte de su vivienda.
Pocos minutos después la historia que se contaba de la familia Jaimes empezó a dar giros insospechados pues apareció con vida, aún confundido y lleno de barro, Fabian Hernández. Y cuando aún no salía de su asombro un vecino del sector llegó con el pequeño Dilan, de tan solo 9 meses de edad, cargado de brazos.
“Estaba en una pequeña cueva que se formó con rocas y palos. No lloraba, estaba tranquilo. Logramos verlo porque movió los piecitos. Lo abrazamos, estaba lleno de barro, hasta en los ojos, tenía golpes menores pero se veía bien”, contó Jesús, un campesino del sector quien halló al mejor para luego llevarlo a brazos de su padre, ambos fueron trasladados hasta el Hospital de Piedecuesta donde luego de las respectivas valoraciones se dictaminó que se encuentra estables.
Al cierre de esta edición, las autoridades confirmaron el hallazgo de dos cuerpos más, los hermanitos de Dilan, y mientras que su traslado avanzaba hacia las instalaciones de Medicina Legal las autoridades continuaban con la búsqueda de su madre.