Leni Riefenstahl, hace 85 años estrenó: ‘El triunfo de la voluntad’, la mejor película propagandistica de todos los tiempos
Se estrena en Berlín ‘El triunfo de la voluntad’, de Leni Riefenstahl, apoyada por su presunto amante, Adolf Hitler. Considerada la mejor película de propaganda de todos los tiempos, transforma el congreso nazi de Nuremberg de 1934 en un espectáculo estético
Leni y Hitler se conocieron en un tête a tête. Adolf cayó rendido a los pies de la joven tras visionar su ópera prima, La luz azul, en una de sus sesiones privadas. Leni, sin recursos, dirigía y protagonizaba el film. Su talento y rotunda belleza subyugaron al Führer… y a un millar de alemanes más. Incapaz de conformarse con ser uno entre su legión de admiradores, el dictador decidió invertir los papeles. Leni sería suya, pero su relación no sería una posesión carnal, porque el Tercer Reich la necesitaba en cuerpo, pero sobre todo en alma. Ella personificaba los ideales del régimen: belleza aria, talento y sumisión. Adolf la atrajo a su causa sin dificultad aparente. Nace así la gran realizadora del régimen. Tres años después, Leni rueda el celebérrimo documental El triunfo de la voluntad, una obra de arte que raya la genialidad y que ha pasado a los anales de la historia del cine propagandístico, tanto político como comercial.
La película se centra en el congreso del Partido Nacionalsocialista celebrado en Núremberg en 1934. El film transgrede varias de las normas del documental clásico, pero refleja con gran nitidez los medios utilizados por Hitler para enardecer a las masas y controlarlas bajo su poder.
La directora filma a los miembros del partido desfilando, al son de conocidas marchas, y como banda sonora se reproducen fragmentos de discursos de varios líderes nazis en el Congreso. Entre ellos destaca, obviamente, Adolf Hitler. El nietzscheano título de la cinta obedece a un objetivo claro: de la mano del Führer, Leni publicita el regreso de Alemania a la categoría de potencia mundial. Hitler es la gran esperanza aria, el elegido para devolver la gloria a la nación. Bajo las órdenes de la directora las cámaras presentan por primera vez un congreso político planificado en su totalidad para su difusión mediática.
El triunfo de la voluntad no se limita pues a documentar el acontecimiento político, sino que va más allá adaptando esa realidad a las necesidades técnicas y visuales del medio cinematográfico. Albert Speer, el arquitecto de Hitler (también conocido como ‘el arquitecto del diablo’), colabora en la producción diseñando el escenario y la iluminación.
El filme se estrena el 28 de marzo de 1935 y alcanza un gran éxito internacional. El Festival de Cine de Venecia y el de París premian el talento de la directora encumbrándola y lanzándola a la fama.
Con un prestigio acrecentado, Leni filmará en 1936 Olimpiada, sobre los juegos olímpicos de Berlín, otra joya cinematográfica que la consagrará finalmente como la cineasta más famosa del mundo. Sus hallazgos técnicos en el rodaje de las imágenes y su innata maestría para captar la belleza de las mismas es indiscutible. Pero, ¿cómo consiguió Leni presupuesto para financiar sus costosas obras? La respuesta está clara: la cineasta era la consentida del régimen. Hitler la cortejaba pero Goebbels,el ministro de propaganda, la agasajaba. En sus manos se pusieron cuantos recursos técnicos y financieros reclamó, sus películas contaban con el beneplácito automático del régimen, incluso cuando la guerra impuso severas restricciones a sus compañeros de gremio.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Leni Riefensthal pasó cuatro años en prisiones y campos de detención y fue declarada “limpia” por los aliados en 1952. A partir de entonces centró su interés en el submarinismo y en las tribus más bellas del África negra.
Dos temas ocupan la mente de todos ellos: ¿aquella vivaracha ancianita compartió algo más que ideales con Hitler?.
Leni, con gran seguridad en sí misma, no oculta sus simpatías: ‘Hitler era una persona extremadamente simpática… tenía una personalidad fascinante’. Pero, rotunda, sostiene: ’Nunca estuve afiliada al partido nazi’.
Así lo apostilla en sus memorias: “¿Es usted la amante de Hitler?”, me preguntaron en Hollywood poco tiempo después del Pacto de Munich. La directora confiesa que ella reía al contestar: “No, son falsos rumores, sólo he hecho documentales para él” .
La cineasta del Tercer Reich fallece el 8 de septiembre de 2003, dos semanas después de cumplir 101 años, Ninguna instancia oficial hace público su pésame. La única reacción oficial refleja la relación de Alemania con su pasado, la ministra de Cultura, Christina Weiss declara:
“Su trabajo artístico está manchado por su cercanía al nacionalsocialismo, especialmente porque tras la guerra nunca se enfrentó al problema de la facilidad con la que su trabajo sirvió a la inhumana propaganda nazi y lo cerca que se encontraba del régimen hitleriano”.