BARÇA, 1 – PSG, 4 . Con 3 goles, Mbappé sitúa al Barça en el desprestigio europeo

El equipo de Koeman, que lucha denodadamente por reenganchar a su afición, corre el riesgo de quedarse sin objetivos en marzo. Está obligado a completar remontadas improbables (por no decir imposibles) en la Copa y en la Champions, y vive lejos del Atlético en la Liga. Difícil panorama.

El equipo azulgrana ha perdido poder de intimidación debido a sus desastres europeos y al definitivo akelarre de Lisboa. Sin afición además que alentara a los locales, los parisinos salieron sin miedo al partido y con las ideas claras. Recibieron mucha carga táctica los jugadores de Pochettino pero se les vio de lejos la consigna principal: explotar la banda izquierda de la que partía el bólido Mbappé, que contó con la delicadeza de Verratti y la velocidad de Kurzawa como principales aliados.También con la pereza de Dembélé en tareas defensivas, de cumplimiento más obligado que el código penal. Piqué, que reapareció como titular tras meses de baja para echar una mano, y Dest necesitaban de su ayuda y no la recibieron siempre.

El primer aviso del PSG llegó prontísimo y a punto estuvo de costarle un disgusto a Ter Stegen, extrañamente torpe anoche con los pies. El alemán erró en el rechace para abortar la escapada y obligó a intervenir a la defensa. Después de minutos de tanteo y dominio visitante, el Barça logró dar señales de peligro, un deber ineludible para que el PSG no siguiera creciendo. Pedri, un artista en el pase corto en la zona de tres cuartos, filtró a Griezmann un balón que el francés cruzó, econtrándose con la inspiración de Navas. Del canario se habló mucho en esa fase, porque un balón perdido en zona de riesgo estuvo a nada de convertirse en gol. El propio Pedri salvó la combinación de Icardi y Mbappé, letales explotando errores ajenos, cuando su definición se colaba en la portería.

Aparació entonces Messi, que echaba de menos el balón y se fue a buscarlo como lo hace Tom Brady, en zonas retrasadas y esperando movimientos de posibles receptores. Interpretó bien el movimiento De Jong, que empezó a correr esperando el pase largo del argentino. Messi cumplió y el holandés fue a buscar la pelota dentro del área sin demasiadas opciones de futuro pero fue trabado involuntariamente por Kurzawa. El capitán estuvo rabioso en la ejecución del penalti (juraríamos que Navas ni la vio) y en la celebración con los puños.

Poco brío

Una jugada que pudo cambiar el partido: Dembélé tuvo el 2-0 pero le faltó a su disparo la energía que le había sobrado a Messi

Se produjo entonces una jugada que pudo cambiar el partido. Dembélé tuvo el 2-0 pero le faltó a su disparo la energía que le había sobrado a Messi. Demasiado flojo. El PSG no perdonó el indulto y, a partir de ahí, desplegó todos sus recursos, que a ratos parecieron infinitos.Lee también

La reacción fue furibunda. Mbappé lo intentó con un remate de tacón de espaldas a meta, preámbulo de un gol que nació de una combinación entre el campeón del mundo y Verratti (qué pase el suyo con el exterior) de ejecución meteórica. Mbappé se movió en el área con agilidad anfibia y definió como el súperclase que es. El empate no conformó a los subcampeones de Europa, que desplegaron todo su arsenal con una contundencia que daba envidia. El PSG detectó debilidad en su rival y lo que vino fue una operación de acoso y derribo en toda regla. Kurzawa y Kean forzaron sendas intervenciones de Ter Stegen, Icardi lo intentó de cabeza a la salida de un córner y el panorama que llegó tras el descanso desveló que éste no había servido para relajar a los campeones de Francia. Una aventura individual de Griezman fue la única e insuficiente respuesta.

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