Ante la deserción por incomparecencia de sus rivales más señalados, Neymar ha visto claro el camino a la gloria y no parece que vaya a desaprovecharlo. El brasileño fue martillo ante un México que fue de más a menos y confirmó su pase a cuartos de final siendo de nuevo un obstáculo insalvable para una selección mexicana que volvió a tener en los octavos de final un precipicio insalvable. Brasil derrotó a México por 2-0 y ya está en cuartos de final confirmando a cada día que pasa su condición de favorito.

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La progresión de Brasil va de la mano de la de Neymar. Es de los pocos equipos que en este Mundial cada día juegan mejor. El grupo de Tite cada día cree más en sus posibilidades y sin desarrollar (todavía) 90 minutos para recordar, es el equipo que menos grietas ofrece, el más fiable y el que tiene a una estrella -con permiso de Mbappé- más en boga.

El descaro mexicano fue tan encomiable como efímero. Salieron los de Osorio valientes y tratando de presionar arriba a brasileños mediante la verticalidad de Lozano, Vela o Guardado, pero Brasil tiene recursos más que sobrados para capear cualquier temporal. No son los pentacampeones un conjunto que se agobie demasiado cuando le toca defender. Esa característica cuestiona el romanticismo de su leyenda, pero es la base sobre la que están construyendo su camino. Miranda, en ese sentido es un puntal. El central del Inter y ex jugador del Atlético ha logrado que Thiago Silva vuelva a jugar sin cara de ponerse a llorar y con solvencia. Algo impensable hace cuatro años cuando las parejas del central del PSG eran David Luiz o Dante. Miranda no se ríe, pero tampoco hace llorar y en eso Brasil sale ganando.

Si a esta seguridad en defensa a la que contribuyen Casemiro y Paulinho, que sigue dejando a Alisson en incógnita, porque no le chutan, añadimos a un Neymar que parece haber tomado definitivamente los hábitos de estrella en el Mundial, es normal que Brasil se destaque en las casas de apuestas como el máximo favorito.

México intentó cambiar ese guión que parecía escrito de antemano y que acabo por confirmarse con algunos cambios más pirotécnicos que eficaces como la presencia de Rafa Márquez entre los titulares.

Ese empuje inicial le dio a los de Osorio gasolina para aguantar media parte mirando a Brasil cara a cara. Pero 90 minutos ante los de Tite se hacen muy largos. Tiene Brasil una defensa que no concede, dos rottweilers en el centro del campo, un galgo con Willian y un crack con Neymar.

A los cinco minutos de la segunda parte, una jugada de Willian precedida de un taconazo espectacular de Neymar supuso el primer gol de Brasil y el final de las esperanzas del ‘Tri’.

No tuvo capacidad de reacción México para cambiar el argumento del partido, que era absolutamente brasileño. Tite supo mover el banquillo con inteligencia (recursos no le faltan) y esperó el momento para asestar el golpe definitivo con un nuevo contragolpe de Neymar que culminó Firmino en una jugada creada por Fernandinho, que ya apunta a titular en cuartos a causa de la sanción de Casemiro por acumulación de tarjetas.

Brasil empieza a acelerar, está llegando a la velocidad de crucero, se reconoce, se gusta y tiene a un Neymar que va creciendo. Abren paso de cara a la final.