Francia. Macron renuncia a su pensión vitalicia como expresidente

Emmanuel Macron renunciará a su pensión vitalicia de 6.220 euros mensuales brutos (unos 5.200 netos) después de abandonar la presidencia de la República.

La decisión, revelada por el diario Le Parisien y confirmada el domingo por el palacio del Elíseo, es un gesto simbólico en pleno conflicto por la reforma de las pensiones en Francia. Pretende demostrar que la igualdad en el trato durante la jubilación y la abolición de los privilegios se aplica antes que a nadie al jefe de Estado.

La reforma ha motivado, desde el 5 de diciembre, tres grandes jornadas de protestas nacionales y una huelga indefinida en los transportes públicos que está afectando los desplazamientos de los franceses en las vacaciones navideñas. En enero, el Gobierno y los sindicatos retomarán la negociación.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, decidió renunciar a la futura pensión que le correspondería como ex mandatario y tampoco será miembro del Consejo Constitucional.

El jefe del Estado, que este sábado cumplió 42 años, rechazó beneficiarse de una ley de 1955 por la cual los jefes de Estado reciben de por vida al abandonar la Presidencia una dotación equivalente al salario de un consejero estatal, de unos 6.220 euros (6.900 dólares) brutos al mes.

Macron hubiera tenido derecho a esa cuantía al final de su mandato en mayo de 2022, con 44 años, o en 2027, a los 49, si decide presentarse a un segundo quinquenio y resulta elegido. Esa ley no se aplicará a ningún futuro presidente de Francia y en su lugar se instaurará un nuevo sistema en el marco del futuro régimen universal de pensiones por puntos que se está negociando actualmente.

“Se trata de (una cuestión de) ejemplaridad y coherencia”, dijeron las autoridades. Según el Palacio del Elíseo, “no hay una voluntad de alarde”, solo “un deseo de coherencia” por parte de Emmanuel Macron, quien será el primer presidente en renunciar a la pensión de por vida a la que tiene derecho cuando deje el cargo.

El Elíseo añadió que el actual presidente tampoco será miembro del Consejo Constitucional, el máximo órgano constitucional francés, que los antiguos mandatarios pasan a integrar con derecho a percibir 13.500 euros mensuales (USD 15.000).

El transporte en Francia ha sido un caos en las últimas semanas por los paros del sector
El transporte en Francia ha sido un caos en las últimas semanas por los paros del sector

Su antecesor inmediato, François Hollande, también rechazó formar parte de ese organismo, mientras que Nicolas Sarkozy dejó ese puesto en 2013, después de que el Consejo rechazara sus cuentas de la campaña electoral de 2012, según recordó hoy el diario “Le Parisien”.

La decisión de Macron llega en pleno conflicto en Francia por su proyecto de reforma de las pensiones, que quiere acabar con los 42 regímenes actuales distintos.

El plan ha provocado manifestaciones y huelgas en el sector de los transportes desde el pasado 5 de diciembre que han bloqueado parcialmente el país y la falta de acuerdo con los sindicatos ha hecho que no vaya a haber una tregua en estas vacaciones de Navidad.

La ley del 3 de abril de 1955, aprobada antes de la fundación de la V República, establece que los antiguos jefes de Estado reciban, al abandonar el cargo, una sueldo equivalente al de un miembro del Consejo de Estado.

El 11 de diciembre, al presentar los detalles de la reforma de las pensiones, el primer ministro, Édouard Philippe, explicó que en el futuro los cargos electos deberían someterse a las mismas normas que el resto de los franceses. Le Parisien, basándose en esta declaración, preguntó al Elíseo si esto era válido para presidente. Y esto motivó la respuesta afirmativa de la presidencia y el anuncio del fin de este privilegio.

Emmanuel Macron, el 21 de diciembre en Abidjan (Costa de Marfil).
Emmanuel Macron, el 21 de diciembre en Abidjan (Costa de Marfil). LUDOVIC MARIN AFP

La presidencia francesa presenta la renuncia a la pensión vitalicia como una consecuencia lógica de la reforma de las pensiones. Uno de los ejes de la reforma es la unificación en un solo sistema, igual para todos los trabajadores, de los actuales 42 regímenes de pensiones. Algunos de estos regímenes, los llamados “especiales” incluyen beneficios con la posibilidad para los ferroviarios de jubilarse a los 52 años. La ley de 1955, aunque se aplique a la sola persona del presidente de la República, podría incluirse en la categoría de los “regímenes especiales” destinados a desaparecer.

Sistema por puntos

“La reforma de las pensiones se aplicará [al presidente] y no recibirá, al término de su mandato, las sumas previstas por la ley de 1955”, confirmó una fuente del palacio del Elíseo. “Las disposiciones de la ley de 1955 acabarán por normalizarse. El presidente de la República convergerá así, según las modalidades que rápidamente se estudiarán, hacia el sistema universal por puntos previsto para todos los franceses”.

Este sistema contempla un nuevo método de cálculo de la pensión, mediante puntos que se acumularán a lo largo de la vida laboral. Se aplicará a partir de la generación que ahora tiene 44 años; Macron cumplió el sábado 42.

La decisión de Macron es un gesto de “ejemplaridad y coherencia”, según el Elíseo, y se acompaña de la decisión, ya anunciada antes de acceder a la presidencia en 2017, de dimitir como alto funcionario del Estado. El presidente también renuncia a integrarse en el Consejo Constitucional una vez abandonado el cargo. Ni Nicolas Sarkozy ni François Hollande, sus predecesores inmediatos, se sientan en este organismo aunque tendrían derecho a hacerlo.

El gesto fue recibido con escepticismo por parte de la oposición. “Es insoportable: solo los grandes señores, los muy ricos y los importantes pueden permitirse este tipo de liberalidades”, reaccionó Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, el partido de la izquierda populista. La sospecha es que Macron usa su renuncia como argumento para imponer sacrificios a sus compatriotas. “Está bien que el presidente renuncie a uno de sus privilegios”, dijo el líder del Partido Socialista, Olivier Faure, “pero la jubilación de los franceses no lo es”.

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