Glucksmann: “El enfrentamiento de la izquierda francesa es suicida”

SU OBJETIVO ES LOGRAR UNA ÚNICA LISTA COMÚN DE LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA Y EUROPEÍSTAS FRANCESES ANTE LAS ELECCIONES EUROPEAS DE MAYO

El ensayista francés Raphaël Glucksmann tiene una convicción profunda: entre el movimiento “ni de izquierdas ni de derechas” de Emmanuel Macron y la izquierda radical de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon sigue habiendo un voto de izquierda y proeuropeo que, ante la dispersión y estrepitosa caída de los partidos tradicionales como el socialista, se siente “huérfano”. Una masa electoral que no quiere volver a verse obligada a apoyar al macronismo para frenar a la extrema derecha, pero que tampoco quiere que su voto se diluya en una miríada de partidos enfrentados. Con esta convicción, creó a finales de 2018 Place Publique (Plaza Pública) junto con el economista Thomas Porcher y la ecologista Claire Nouvian.

Su objetivo: lograr una única lista común de los partidos de izquierda y europeístas franceses ante las elecciones europeas de mayo que concurra con una propuesta ecológica y social. Tras un recorrido por varios puntos del país, esta semana ha sido su puesta de largo en París, con la presentación de una lista de “diez combates compartidos” que, afirman, dejan “sin excusas” a los partidos para unirse, y un acto en una popular sala de espectáculos de París que se quedó pequeña ante la gran afluencia de ciudadanos interesados. Eso, junto con los más de 25.000 adheridos al movimiento a pesar de que este apenas tiene dos meses, confirman, según sus fundadores, el interés por esta idea. Ahora solo falta convencer a los partidos interpelados. Eso no está siendo tan fácil.

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En medio de la sala Elysée Montmartre, en el popular distrito XVII de París, un hombre alzaba la noche del martes una pancarta con un mensaje en varios colores: “Unamos a las izquierdas sin egos”. Desde el escenario, Glucksmann, hijo de uno de los filósofos más relevantes de la Europa contemporánea, André Glucksmann, antiguo asesor del expresidente de Georgia Mijaíl Saakashvili y una figura habitual de la escena intelectual y mediática francesa, resumía la situación: “Se trata de evitar el desastre”.

“El desastre es tener una campaña como la que se anuncia, con 4 o 5 listas que dicen defender una transformación ecológica, social y demócrata de Europa. El desastre es ver una lista ecologista, demócrata y social enfrentarse a una lista social, demócrata y ecologista y, para colmo, verse criticada por otra lista demócrata, ecologista y social. Eso es el desastre. Cuando hay opiniones diferentes, visiones del mundo que se oponen, es lógico que haya ofertas políticas que se contraponen. Pero cuando pensamos lo mismo, multiplicar las ofertas políticas es suicida”.

Inmenso vacío

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Los sondeos confirman el inquietante desierto —o suicidio, como dice Glucksmann— en que se ha convertido la intención de voto de la izquierda francesa: según el instituto Ifop, entre el partido de Macron (23%) y Francia Insumisa (9,5%), hay un inmenso vacío. Solo detrás, mucho más atrás, aparecen de nuevo las siglas tradicionales de la izquierda: Europe Écologie Les Verts (EELV) sumaría 6,5% y, ya por debajo de la barrera del 5%, el Partido Socialista (4%), el Partido Comunista de Francia PCF (2,5%) y Générations del excandidato presidencial socialista Benoît Hamon (2,5%). Frente a estas cifras, la derecha tradicional de Los Republicanos suma el 10% y la ultraderecha de Marine Le Pen el 21%.

Concurrir juntos bajo una serie de ideas compartidas, insistió el ensayista, “es la única oportunidad de evitar el cara a cara mortífero entre el liberalismo y el nacionalpopulismo. Si no, será patético”, advirtió. La sala, unas 2.000 personas según los medios, estalló en aplausos. Si hubieran entrado los centenares que se quedaron fuera, habrían sido más estruendosos aún. Es en ellos, en la presión que estos votantes y hasta militantes pueden ejercer ante sus partidos, en lo que confía Place Publique para que cale su mensaje, explicaba tras el mitin Glucksmann a EL PAÍS.

El problema es que no todos los partidos se dan por aludidos. O ponen exigencias incompatibles, como encabezar la lista electoral. Luego están las desconfianzas y enemistades entre unos movimientos surgidos, como el caso de Générations de Hamon, de amargas escisiones del PS, o que fracasaron en anteriores alianzas. A la primera convocatoria de partidos de izquierda que celebró Place Publique, el 20 de diciembre, acudieron todos los partidos invitados, pero solo los socialistas enviaron a su líder, Olivier Faure. La noche del martes, varios representantes de Générations y del PS subieron al escenario, pero tampoco hubo compromisos firmes. De representantes de los ecologistas o comunistas, ni rastro.

Los partidos están empezando a anunciar sus listas para las europeas. Place Publique se ha dado un plazo de dos meses para intentar convencer a la izquierda para configurar una lista única. No hay plan b, afirma Glucksmann. “Si no logramos unificar a los diferentes partidos tras nuestras propuestas, no habrá lista. No vamos a profundizar aún más la división”.

La Ecología, clave para la nueva izquierda europea

Las propuestas “federadoras” de Place Publique pasan por la convicción de que el futuro de la izquierda pasa por la ecología con un punto de vista social. Bajo este prisma, han lanzado diez propuestas que, consideran, aglutinan todos los intereses de la izquierda europeísta.

– “Priorizar la ecología ante la austeridad” con medidas como suspender las subvenciones a proyectos que dañen el medio ambiente o lanzar un “gran plan de inversión verde por 500.000 millones de euros en cinco años”.

– “Suspender la negociación o ratificación de acuerdos comerciales como el CETA o Mercosur” y someter cualquier futuro tratado a “criterios medioambientales, sociales y fiscales que pongan la política comercial al servicio de la sociedad”.

– Place Publique también propone “nuevas medidas fiscales comunes para garantizar la justicia fiscal y financiar las políticas ecológicas o sociales”, luchar contra el cabildeo en el seno de la UE, combatir los paraísos fiscales de manera “creíble”, imponer una “verdadera tasa a las transacciones financieras”, especialmente a las inversiones en energías fósiles, o crear un “impuesto europeo sobre los altos patrimonios”.

– Políticas migratorias más solidarias, con la creación de un “verdadero régimen de asilo europeo común” y la creación de una “oficina europea de asilo independiente”.

– Una Europa más ciudadana y un Parlamento Europeo sin grandes alianzas entre partidos de izquierdas y conservadores. A cambio, propone un verdadero “arco socialista, progresista y ecologista” que agrupe a todas las formaciones europeas de izquierda.

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