Messi expresa a Koeman, nuevo entrenador del Barca, el como no muy clara su estadía en el Club Catalán
Las buenas palabras e intenciones del nuevo proyecto del Barcelona que se inauguró el miércoles con la presentación de Ronald Koeman cayeron ayer en saco roto cuando Leo Messi le comunicó en persona al entrenador holandés que no tiene clara su continuidad en el Barcelona. El argentino, tocado y abatido desde el 2-8 del Bayern en Lisboa, por fin dejó ir lo que llevaba y le carcomía por dentro y lo que ha meditado estos días tras la dolorosa derrota.
Sincero y honesto con el club que le ha visto crecer hasta ser el mejor del mundo, el diez creyó que lo mejor era expresarle al nuevo técnico su punto de vista. No se cerró en banda a que la situación cambie y a acabar su contrato, que vence en el 2021, sobre todo porque sabe perfectamente que su salida es una operación faraónica, pero ahora mismo recela sobre su futuro de blaugrana.
El capitán expresó al nuevo técnico lo que ha meditado estos días tras la dolorosa derrota de Lisboa
Hoy hace una semana de la humillación en Da Luz y Messi no ha superado el trauma. Al contrario, el momento que vive el Barcelona le hace ser reticente a liderar al equipo en el campo. Tras 16 temporadas en la primera plantilla, Messi se ve más fuera que dentro de cara al próximo curso, según adelantó RAC 1, aunque el futbolista no se lo ha comunicado al grueso de la plantilla.
El entorno del jugador fue quien desveló el contenido de la conversación entre el diez y el nuevo inquilino del banquillo del Camp Nou, mientras que el Barcelona confirmaba el encuentro entre ambos en una estricta intimidad –dentro de una serie que Koeman quiere hacer con los capitanes– y se remitía al contrato en vigor. “Es el mejor del mundo y contamos con él”, decía un ejecutivo. “Queremos construir el Barça con jugadores jóvenes como Pedri alrededor de Messi”, apuntaba el secretario técnico, Ramon Planes, en la presentación del canario.
Sin embargo, la otra parte no está tan segura, no lo tiene tan claro. Messi tiene dudas desde hace tiempo. No son nuevas e incluso antes de acabar la Liga ya mandó paralizar la renovación que estaban negociando Jorge Messi y Josep Maria Bartomeu. El escarnio al que le sometió el Bayern ha acrecentado su desazón. Tampoco debe haberle caído bien que su círculo más cercano en el vestuario aparezca en todas las quinielas de transferibles: Suárez, Alba y Busquets.
Eso sí, la decisión del futbolista tampoco es firme. No descarta seguir una temporada más y agotar su contrato antes de elegir como agente libre su nuevo destino y reto –quiere llegar al Mundial de Qatar, en diciembre del 2022–, aunque habría que ver su nivel de implicación en el último curso. De hecho, el propio Koeman, que en su presentación se mostró encantado de poder dirigir al mejor del mundo, ya avisó que quería compromiso en todos los futbolistas: “Solo quiero trabajar con gente que quiera estar”.
El crack argentino era prioritario para Koeman. Por eso, el holandés fijó la reunión cuando no hacía ni 24 horas que había accedido al cargo. Su misión era seducirlo, convencerlo e ilusionarlo, reengancharlo. No hay nada mejor que un Messi contento y motivado. Leo interrumpió ayer sus vacaciones familiares en la Cerdanya para verse cara a cara con el entrenador. Pero traía otro mensaje muy diferente.
La cumbre entre el técnico y el capitán debía ratificar que el relevo en el banquillo contaba con la aprobación de Messi y había empezado con buen pie. Pero que la estrella del equipo no confirme su presencia no es la mejor forma de comenzar la andadura al frente del Barça.
El presidente Bartomeu tiene ahora varios escenarios: remitirse a su cláusula de rescisión, que es de 700 millones, facilitar una salida pactada (se ahorraría la ficha más alta) o inducir el cambio de opinión del argentino ya que la decisión no es inamovible. Messi duda. Koeman y el Barça ya lo saben.