OPEN DE AUSTRALIA 2.018. Babos y Mladenovic campeonas femeninas de dobles.
Ganaron en dos sets a las rusas Makarova y Vesnina. Para la húngara es el primero en un Grand Slam y para la francesa, el segundo tras Roland Garros 2016 con Caroline Garcia.
El primer título sénior del Abierto de Australia ha ido a parar a manos de Timea Babos y Kristina Mladenovic, que han ganado por 6-4 y 6-3 en la final femenina de dobles a Ekaterina Makarova y Elena Vesnina. Para la húngara es el primer trofeo en un Grand Slam y para la francesa, el segundo tras el que conquistó en la misma especialidad con Caroline Garcia en Roland Garros 2016. Babos había disputado las finales de Wimbledon en 2014 (con Mladenovic) y 2016 (con Shvedova).
Babos, séptima en el ranking de dobles, y Mladenovic, 26ª, remontaron un 4-2 en el primer set y ganaron cuatro juegos seguidos para apuntarse el parcial. En la segunda manga, rompieron el servicio de las rusas para colocarse con 2-1 y saque. Luego encajaron un break, pero lo recuperaron y ya no volvieron a ceder la ventaja. Casi doblaron en golpes ganadores a sus rivales (30-16) y estuvieron mejor en sus saques.
Chung se retira dejando ganador a Federer para que juegue su 30ª final de Grand Slam
Con menos gloria que de costumbre y una pizca de suerte por los problemas que han obligado a abandonar a Hyeon Chung, su rival en semifinales, Roger Federerjugará este domingo (09:30, Eurosport) su final de Grand Slam número 30 (por sexta ocasión sin haber perdido un solo set). Será la séptima para el defensor del título en el Abierto de Australia, una cifra que le convierte en el tenista de la Era Open (desde 1968) que más veces la ha alcanzado en el major oceánico, por delante ya de Novak Djokovic, que se queda con seis. Con la pista cubierta por primera vez en el torneo porque fuera llovía, el suizo ganaba 6-1 y 5-2 cuando el coreano, que había pedido un tiempo muerto médico poco antes, se retiró con ampollas en el pie izquierdo. La gente no quería quedarse sin partido y se escucharon algunos silbidos, pero no merecía la pena seguir presenciando una carnicería.