SANTANDER tiene un virus más grave que el COVID 19…
Lamentable y vergonzosamente los santandereanos no hemos sido capaces de elegir una dirigencia honesta, íntegra, visionaria, capaz de proyectar, gestionar y hacer realidad las estrategias claves para el pleno desarrollo de nuestra región, sus gentes y sus territorios, y todo su promisorio potencial turístico.
Un triste ejemplo es la movilidad e interconexión vial:
– Perdimos el tren, el medio por excelencia para estimular el desarrollo en cualquier país del mundo, y dirigentes santandereanos tienen parte de responsabilidad en ello.
– Tenemos un precario aeropuerto en la punta de una loma sembrada de víctimas de la tristemente célebre “Batalla de Palonegro”, sin posibilidades reales de ampliación y sin contar con una eficiente interconexión aérea directa con los destinos principales.
La opción de la “Gran Vía” y el aeropuerto conjunto para Bucaramanga y Barrancabermeja, en Sabana de Torres, es otro sueño archivado en el anaquel de las quimeras incumplidas.
– El otrora Gran Río de la Magdalena lleva décadas agonizando ante nuestros ojos, y todo el Magdalena Medio sigue sumido en el abandono y los riesgos que esto implica.-
La vía Bucaramanga – Barranabermeja, nuestra otra ciudad estratégica, es una vergüenza de diseño y despilfarro de recursos, a pesar de que Barrancabermeja es desde el siglo pasado, la fuente vital de la economía petrolera para toda la nación, y de que los últimos gobiernos nos hayan estafado cambiando la repotenciación y actualización de la Refinería por el monstruoso robo y despilfarro de Reficar.
.- La vía a Cúcuta, que con la otrora pujante Venezuela sería de interés binacional como su salida hacia el Pacífico, atraviesa el mismo calvario y “El Escorial” es tan sólo un sueño fallido.
– La vía a Málaga sufre más de “cien años de soledad” y abandono, así como sus conexiones con Bogotá y Cúcuta.
Para colmo, la vía a Málaga tiene ahora como vergonzoso atractivo, el único “Puente arrugado” del mundo, sobre la Quebrada Hisgaura, otro monumento a la corrupción, la ineptitud y la ineficiencia.
– Nuestra “arteria” de interconexión con Bogotá y la Costa Atlántica sufre de puntos críticos crónicos, y con los últimos gobiernos quedamos en condición de “marginales”,
Los peajes como el de Rionegro son verdaderas venas rotas por las cuales se desangran nuestras posibilidades de progreso y se llenan los bolsillos de los contratistas y políticos corruptos.
– La región del Carare – Opón y su inmenso potencial, sigue siendo un territorio profundo y lejano, casi inaccesible en épocas invernales.
– Soto Norte igualmente carece de vías con buen trazo, diseño y mantenimiento, y el mayor tesoro ecológico y natural de nuestro departamento, el Páramo de Santurbán, se convirtió en territorio de caza fortunas para las multinacionales mineras, el gobierno central y los funcionarios vendidos.
Parece que, si lo permitimos, seguiremos con estas pésimas vías, pero ahora sin agua y futuro para nuestra Área Metropolitana y las generaciones por venir.
– Las vías terciarias siguen siendo los precarios “caminos vecinales” del siglo pasado, la mitad medio construidos y la otra mitad soñados por generaciones enteras.- Dentro de todo ese indignante panorama se inscribe naturalmente la interminable vía Girón – Zapatoca, que aún no ha sido posible terminar aunque el ser humano ya fué a la Luna y pronto llegará a Marte.
Y entre tanto “nuestra dirigencia” sigue en manos de generaciones enteras del centenario gamonalato liberal-conservador,
Ahora “removado” con las familias que fundamentan su poder y control en el paramilitarismo, certificado incluso por condenas judiciales, que parecieran constituir más un “aval” de gobierno que un estigma inaceptable para gobernar.Ahí están, tan eternizados en el gobierno y el poder, como nuestra interconexión vial en el abandono, la ineptitud y la corrupción.
La Pandemia COVID19 es sin duda una gran tragedia que se abatió intempestivamente sobre todo el mundo, con un costo incalculable aún de vidas, empleos, empresas y recursos.Pero la Pandemia pasará, como ya ha ocurrido en otros períodos de la historia, y lentamente las cosas volverán a una “relativa normalidad”.Pero cuando pase la Pandemia, que no es por culpa nuestra, volverán las oportunidades, y la economía y el turismo recuperarán su poder y su dinámica, pero los más graves y mayores “lastres”, que son nuestra pésima dirigencia social y política, seguirán ahí, y eso sí es totalmente responsabilidad nuestra.
Si no somos capaces de cambiar la esencia de nuestros dirigentes, no esperemos resultados deferentes a su enriquecimiento ilícito multimillonario y el atraco y estancamiento de nuestro desarrollo, con Pandemia o sin Pandemia.